“Nuestra cultura tiene demasiada testosterona”
El currículum de Massimiliano Gioni (Italia, 1973) resulta una impresionante reunión de comisariados en todo el mundo: director artístico de la 55.ª Bienal de Venecia (2013), de la 8.ª Gwangju Biennale (2010) en China... ¿Existe algún precedente en elmundo de una muestra similar? Nosobre esta temática concreta. El famoso comisario Harald Szeeman, en los años 70, proyectó una muestra bajo el título La madre, pero no llegó a realizarse. Habría sido muy diferente, centrada en algunasfigurasfemeninasquenollegaron a ser madres. EnItalia, en este mismo Palacio Real, hubo en 1980 una importante exposición titulada La otra mitad de la vanguardia, el primer reconocimiento serio de muchas protagonistas femeninas de las vanguardias históricas que habían quedado eclipsadas. Se hace en Milán, la capital de la moda, y en Italia, donde la figura de la ‘mamma’ es tan potente. ¿Significa algo especial? Es verdad que la decisión de organizar la muestra en Milán y en Italia ha sido importante para mí, por muchos motivos. Por su complejidad y coste, sólo habría podido hacerla con la Fundación Nicola Trussardi. Y luego, lógicamente, está el contexto de la cultura italiana. Enlos últimos años se ha hablado mucho de los mammoni (hijos adultos que siguen en casa, muy ligados a la madre) y, por otra parte, hemos visto casos terribles de violencia contra las mujeres y de espectacularización vulgar de la mujer, sobre todo en televisión. ¿Cómo reaccionaron los museos y fundaciones que han prestado las obras? La mayoría de modo entusiasta. Tenemos préstamos importantes de todo el mundo occidental, de Jerusalén a Nueva York, de Estocolmo a Ciudad de México. Hay salas como la que alberga los 50 collages de Max Ernst, dos cuadros de Dalí, el collage de Breton. En la sala contigua encontramos a Frida Kahlo, Leonora Carrington, Valentine Hugo, Dora Maar y tantas otras artistas que pocas veces se tiene el honor de reunir. ¿Qué obra o instalación define mejor el espíritu de la muestra? Espero que haya muchas. Vemos numerosos paralelismos, desde la escultura textil de Magdalena Abakanowicz, que puede leerse como un gran órgano sexual o un vasto inconsciente, se pasa al archivo de imágenes de grandes madres reunido por Olga Froebe Kaptayn. Esas formas volverán con la Venus cromada, en forma de globo, de Jeff Koons, y con las artistas feministas de los años sesenta y setenta. ¿Sería interesante montar una muestra sobre la cultura fálica, una visión histórica a partir de la testosterona? Creo, con sinceridad, que es lo que hace ya gran parte de nuestra cultura, demasiado testosterónica. De nuestra exposición me gusta que muchasmujeresaparezcanmásfálicas que los hombres. El caso más evidente es el célebre autorretrato deLyndaBenglis.Esperoque,dela exposición, emerja una idea de los géneros que no sea binaria sino bastante más fluida. E.V.
te,perosiempreconunpapelpasivo, como eterna niña, mujer fatal, virgen o histérica, expuesta a los deseos masculinos. Destacan los 50collagesdeMaxErnst.Enlasala siguiente, se reivindica a creadoras surrealistas como Leonora Carrington, Dora Maar y Frida Kahlo. De la artista mexicana se exponen, entre otras obras, un autorretrato en la que a su cabeza le sigue un cuerpo de cierva, atravesado por flechas.
La muestra presta gran atención alosmovimientosfeministasdelos años 60 y 70 del siglo pasado, con énfasis en el duro combate librado en Italia, contra la Iglesia católica y sus aliados políticos, para reivindicar el derecho al aborto. De la mismaépocaesunvídeodeYokoOno, con sonido de John Lennon, en la que la mujer del asesinado Beatle insinúa durante varios minutos quesequitaelsujetadorperoacaba no haciéndolo. Hacia el final de la exposición se presenta la célebre colección de fotos de Nicholas Nixon, que retrató a las cuatro hermanas de su mujer durante 40 años seguidos. También tienen espacio los avances científicos, desde una caja de píldoras anticonceptivasalasportadasdediariosdejulio de 1978 tras el nacimiento del primer bebé probeta, Louise Brown.
El guiño irónico de La gran madre es que Gioni, su comisario, no pudo asistir a la apertura porque su esposa parió a su primer hijo, en Nueva York, justo esos días.