Encarnar a Anna Politkóvskaya
“El texto de Stefano Massini es como la obra de Anna Politóvskaya. Ella decía que no escribía opiniones, que no hacía juicios de valor, que se limitaba, como tiene que hacer el periodismo, a explicar los hechos tal y como son. Sólo que en Rusia explicar las cosas tal y como son tiene un coste muy alto”, explica Míriam Iscla. A Politkóvskaya le costó la vida: se la arrebataron un sábado, en el ascensor de su casa en el centro de Moscú, de dos disparos, uno en la cabeza. Y, pese a que hayan pasado ya casi nueve años, todavía hay dudas sobre quién disparó y quién le pagó para que disparara.
Míriam Iscla hace meses que vive la vida que vivió Politkóvskaya mientras prepara el monólogo de Massini, Dona no reeducable. “Sólo hablo de Rusia, sólo pienso en Rusia, en Chechenia, en Politkóvskaya”, explica la actriz, que fue durante años una de las T de Teatre (1991-2008) y que después emprendió una carrera en solitario que la ha llevado a trabajar, entre otros, con directores como Jordi Casanovas, Àlex Rigola y el propio Lluís Pasqual, con quien ha coincidido en Celebració, Quitt o El rei Lear.
“La estructura del texto hace que uno de los retos sea el de cómo interpretarlo para que no parezca una clase magistral ni una denuncia. Es, como dice Lluís Pasqual, teatro de urgencia, y eso nos obliga a no tratar de construir un personaje, a explicarlo sin que parezca literatura. No se trata de una construcción externa sino de una verdad que nace dentro”, apunta Iscla, satisfecha de haber buscado esa perspectiva con Pasqual, “un gran hombre de teatro”.
Massini ha construido este monólogo como una estructura fragmentada a partir de pequeños flashes de la vida de la periodista a través de los que “crea una curva dramática”, explica Iscla. “Al principio, Politkóvskaya no se siente implicada en aquello que explica, sólo trastocada por lo que ve; pero conforme nos adentramos en el texto llega a pensar que ella también tiene las manos manchadas de sangre”. Y ese es el camino que tiene también que recorrer la actriz sólo con la ayuda de las palabras y una escenografía minimalista: una mesa, un ordenador, papeles y libros…
“La situación que se vive en Chechenia es muy complicada porque se trata de una guerra dentro de otra guerra, una situación provocada por la delincuencia, por la putrefacción del poder”, explica Iscla, que recuerda que Politkóvskaya juzgó con el mismo rasero a rusos y a chechenos, sin ponerse de parte de unos u otros, y sólo admitió entender a aquellos soldados rusos, muchas veces huérfanos, que se enrolaron en el ejército ymataron sin compasión por un único motivo: tenían hambre.