Luces y sombras
Novela El lanzamiento sorpresa de Seix Barral en este inicio de año es una obra de la autora sevillana Beatriz Rodríguez. La analizamos
Nacida en Sevilla en 1980, licenciada en Filología Hispánica, editora de Musa a las 9 y directora de PoeMad, festival de poesía madrileño, su primera novela, La vida real de Esperan
za Silva (2013), publica da en una editorial minoritaria, pasó o me pasó totalmente desapercibida. No ocurrirá con Cuando éramos ángeles, ynosólo por una campaña de promoción que no quisiera para mí (“Te presentamos la revelación literaria de 2016:
Cuando éramos ángeles, de Beatriz Rodríguez .¡ Ad elánt atea todos y des- cúbrela !”) sino por lo que tiene de ambicioso proyecto literario. Y por su audacia a la hora de correr todo tipo de riesgos. Estamos ante una novela rural, algo que para muchos puede resultar un anacronismo. Fuentegrande“parece una cápsula del tiempo, todo lo que se queda aquí arrastra consigo el pasado de una manera angustia n te ”. Y, sin embargo, esta sociedad aparentemente letárgica es un verdadero polvorín. El poder sigue en mano de tres o cuatro familias, propietaria s de las huertas, reacias a venderla sauna empresa de gestión de
aguas que aspira a ser la administradora de toda la provincia. Se enfrenta así el viejo orden frente al nuevo, no necesariamente renovador sino una amenaza para los campesinos, que temen quedarse en laca lle.FranBorr ego, hijo de uno de los propietarios más poderosos, es uno de los que más decididamente está dispuesto a desprenderse de sus tierras. Persona conflictiva, el deseo de poder ha estado en él desde niño. Su padre se empeña en que se case con Rosario, una muchacha de salud delicada, paciente y discreta. El matrimonio está condenado al fracaso, algo que se pone en evidencia cuando entra en escena Eugenia Pereira, una rubia despampanante que, “además de tener una belleza nórdica extremadamente exótica para aquellos lugares, era lo que se podría decir una chica alegre ”.
Son varios los obstáculos que entorpecen la lectura: la cronología es muy imprecisa, para desplazarse continuamente del presente, aquí los años noventa, a cuando eran jóvenes, y encontramos a faltar más referencias concreta sala época. El intercambio de parejas aumenta la confusión. Pese aquel a descripción es minuciosa, hay algo en los personajes que se nos escapa. Son demasiado novelescos. Sin embargo, las complicadas relaciones que se establece n entre ellos están llenas de vida. Estimuladas so- b reto do por el sexo: se masturban; follan; la lubrica cióndeCl ara, ala que sólo le calma el sexo, es incontrolable; Fran busca entre el abundante líquido del pubis de Eugenia, “el clítoris duro y saliente”; mientras que a Fernando “la punta del clítoris le sabía a almendra ”;“aquella noche E u ge ni ay Fran se comieron el uno al otro”. In- evitable en una novela donde la comida está tan presente como el sexo, en una pasión por la cocina sólo comparable ala de Almud en a Grandes.
Estos rasgos se prestan ala par odia si se analizan aisladamente. Sin embargo adquieren una dimensión mucho más interesante dentro de la dinámica del conjunto, en una novela coral que habla de la relación entre distintas personas y que es también una investigación entorno ala muerte deFranBorr ego, que sirve al mismo tiempo para poner en evidencia los conflictos de una sociedad. Y hay personajes especialmente interesantes, como la periodista Clara, Eugeni a, el loco Sebastián o María y el misterio de trébol en su nalga izquierda. Novela de virtudes y defectos, alocada y algo inverosímil, pero que se lee con desconcertada curiosidad y con interés.
Novela de virtudes y defectos, alocada y algo inverosímil, se lee con desconcertada curiosidad e interés