La Vanguardia - Culturas

Otro Carner, por favor

Edición de lujo del libro que situó la lírica catalana en la modernidad europea y consolidó a Josep Carner como el ‘príncipe de los poetas’

- JORDIAMAT

Salvador Oliva es un lector magnífico. Hace años formuló una pregunta para la que no tenía una respuesta segura :¿ Porqué tantos lectores experiment­ado ssonim permeables aJ osep Carner? El otro día, a propósito de la nueva edición fastuosa de La par aula

en el vent que ha preparado con meticulosi­dad el profesor Jaume Coll, Jordi Llavina decía aquí que Carner es el mayor poeta en lengua catalana. Jo anFerr até, al fin y al cabo, lo dijo en verso hace muchos años. “Fica’t al cap / que en català / només n’hi ha / un, en C ar ner.És el primer ”. Pero esta alta considerac­ión, compartida ininterrum­pidamente por generacion­es de lectores, no es fácil de explicar.

No lo es, en primera instancia, porque, biografía s aparte( Albert Manent,Jaum eS ubi rana) y con contadas excepcione­s de out si ders–valdri andes de el prólogo de Marià Manent en Poesia del 57 al estudio mono gráfico de Jor di Cornud ella sobre Nabí –, el acercamien­to que la crítica académica ha hecho ala obra de Carner ha sido parcial, acotado a un periodo, privilegia­ndo el estudio de la conexión con movimiento­s que son más ideológico­s que estéticos –el noucentism­e, para empezar, canonizand­o unaobramen­or como Els fruits saborosos– en lugar de determinar cuáles son los valores intrínseco­s de su obra, es decir, el depósito de experienci­a vital que se ofrece a través de un despliegue formalfast­uoso.

Esta riqueza formal, y es una paradoja, ha actuado a menudo como una pared que ha impedido escalar en la hermenéuti­ca del poeta. Entre su virtuosism­o, el uso de un repertorio métrico tradiciona­l y riquísimo y la necesidad que C ar ner tuvo (y resolvió) de dotarse de una nueva lengua porque la tradición catalana no le había legado una operativa, a menudo se ha dado a entender (en este punto todo hace pensar en la influencia disolvente de Riba y su escuela) que el peso de tanta estilizaci­ón actuaba como una coartada que oculta bala falta de profundida­d.

Además, y sigo buscando respuestas a la pregunta de Oliva, los temas específico­s dominantes en buena parte de su lírica –lamásconoc­ida, la de antes de irse de Catalunya, una obra volcada hacia afuera, hacia una naturaleza de dimensione­s limitados ( flors i violes, para decirlo con el estereotip­o) o que pasea por una ciudad de maneras más provincian­as que de las cosmópolis del siglo XX (véase Auquesiven­talls)–, loalejande­lageografí­a urbana y conflictiv­a que es paradigm ática de la modernidad literaria tal como la fundó CharlesBau­del aire.

Y es en este punto que se debería buscarla explicació­n más honda para entender por qué tan a menudo el mundo de Carn erg en era tantos anticuerpo­s entre tan buenos lectores. Si se lee como un contemporá­neo, demasiadas veces decepciona. Por lo tanto, hay que modificar la óptica para acercarse a él.

Carner no se puede leer como un moderno, entendiend­o el desafío de la modernidad literaria –como ensayó Octavio Paz en Los hijos del limo– como un ejercicio de indagación (a través del símbolo ola tortura del lenguaje) en la angustia n te escisión del sujeto que empezó a plantearse el mejor romanticis­mo. Carnero pera al revés. Casi como un poeta del Renacimien­to. Como la cara amable de A usias March. Como un clásico. Carner –como mínimo el primer gran Car- ner, el de 1914– sondea la sencillez de cada día porque, a través de ella y enfatizánd­ola mediante una musicalida­d deliciosa y una forma redentora, ensaya una reconcilia­ción del yo con el mundo. Lo dijo él mismo a propósito de Machado el año 1907 en una prosa que se reproduce en el tercer volumen de esta edición.

Es una propuesta moral que no tiene que exhibir su nombre pero que quizás sería útil conceptual izar como la ontología de una bondad no ingenua sino madura en plenitud. La pa

raula en el vent, que Carner presentó como una “historia lastimera de amor”, lo demuestra. “El goig més tendre és entenent de plor”. Jaume Coll descubre la anécdota biográfica que hay detrás de unos poemas que, en muchos casos, se pudieron leer en primera versión en La Ve u de Catal un ya, pero aquello de veras valioso es que, ahora, usando las mejores herramient­as de la crítica textual, Coll nos en caras infiltro salas diversas versiones de un libro con el cual Carne r estren ó su auténtica grandeza.

A Carner no hay que leerle como un moderno sino como un clásico amable que celebra el mundo

 ?? BC. FONS J. PENA ?? Fotografía tomada en Lleida, muy probableme­nte el 12 de mayo de 1914, día en que Carner presidió los Jocs Florals de la ciudad
BC. FONS J. PENA Fotografía tomada en Lleida, muy probableme­nte el 12 de mayo de 1914, día en que Carner presidió los Jocs Florals de la ciudad

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