el volumen desaparecido
Hubo una época, se decía, que en el país sólo había cinco carne ria nos. Uno era Gabriel F erra ter. Fue en la biblioteca de Gabriel, en su último piso en SantCugat, donde llegó un ejemplar de La par aula en el
vent que escondí aun tesoro filo lógico. En la Autò noma, cuando aún estaba en el monasterio y donde él daba clases, su estima por C ar ner debía serlo bastante conocida; allí había impartido el mítico seminario sobre Nabí, acompañado por su hermano Jo an. Por ello el profesor AlbertoBl ecua–compañero de claustro, gran especialista en la literatura del siglo de oro–le dejó aquella edición que había comprado en un comercio de graba dos y libros de segunda mano en la calle Petritxol. Podría acceder así al taller del poeta, comparar los cambios que Carnerintrodujo en los poemas. Porque enaquelvolumen,a lápiz, había tachaduras y correcciones que Carnerintrodujo cuandorepensólos versos para incorporarlos a La inútil ofrena.
PeroBlecua, después del suicidio deFerrateren1972, yanorecuperaría su ejemplar. Tampoco lo localizó Joan,que,cuando tuvonoticiadela muertedesu hermano, tardó unas horas en llegara Ca tal un ya porque debía volar desde Edmon ton, Canadá. Pero 20 años después, Ja u me Coll, de forma casi rocam bolesca, sí supo donde estaba escondido. En el 2002 pudo hacer un precario escaneo a partir del cual se ha hecho el facsímil de esta edición. Pero su penúltima propietaria ya no se lo volvió a dejar. Ahora se puede consultar en la Biblioteca de Ca tal un ya, que lo adquirió por 1.800 euros.