Richard Price, dinamita en las calles
Thriller El guionista de ‘The wire’ publica una ambiciosa novela sobre la relación entre un grupo de policías sobre quienes pende el fantasma de algunos hechos oscuros del pasado
La patrulla policial y, por extensión, las alianzas y tensiones que se tejen dentro de la comisaría, conforma todo un subgénero de la novela negra, especialmente fecundo en el ámbito estadounidense. La pesadilla callejera y su lenitivo –la red de protección que su ponen los lazos de camaradería que se establecen entre los agente s–es un tema explorado porWoolri ch, Block,McBa in, Con nelly, Le hane o Pele can os, entre un largo etcétera, pero quizás nadie ha parecido captar con más nitidez los códigos de esa fraternidad de machos alfa que Richard P rice( Nueva York ,1949).
Su última ficción, Los impunes se centra en la figura de Billy Graves, sargento de policía de la Guardia Nocturna asignada a los delitos graves de Manhattan. Profesional inta- chable y dedicado padre de familia, Graves es el hombre bueno y el ser moral que cada noche se enfrenta ala sangre y la escoria, alguien que odia los amanecer es porque sabe que“son espejismos crueles, cada uno de ellos una falsa promesa de que su turno ha-
Veinte años atrás, Graves fue el miembro más joven de un grupo policial poco ortodoxo, los Gansos Salvajes
bía llegado a sufin”. Si ser testimonio a diario de tanto odio y violencia no fuera suficiente condena, un doble frente viene a angustiarle la existencia y poner a prueba los límites de su código ético. Uno tiene un anclaje en el pasado: veinte años atrás fue el miembro más joven e inocente del grupo de los Gansos Salvajes, siete policías de anticrimen asignados al East Bronx que no dudaban en recurrir a métodos poco ortodoxos. Tras disolverse, cada uno dejó atrás un caso no resuelto y con él aun impune que les supura como una llaga fea, una ballena blanca que provoca que, a ojos de Graves, todos le recuerden al Capitán Ahab. Ahora aquellos impunes están apareciendo muertos de forma misteriosa, al tiempo que un individuo está acosando desde las sombras a Graves ya su familia.
Price aplica el estetoscopio a las malas calles neoyorquinas con el vigor y el detalle que sólo concede haber pasado muchas horas acompañando a sus ambiguos pacificadores, pero aquéllas son sólo el marco sucio y despiadado dentro del cual intentar dar respuesta a dudas y conflictos internos quemar can a fuego la vida, como si la lealtad hacia los amigos está por encima del a justicia o si uno tiene derecho a escarbaren los secretos del cónyuge de cara a salvarlo de sí mismo. Diálogos que son pura dinamita, voluntad de estilo y sello de autenticidad estampado en cada página. Larga vida a Richard P rice.