Frijoles, barro y horizonte
Los poemas de ‘El sedàs’ recrean pequeños ecosistemas misteriosos y fascinantes
Después de La pell fina, XXXVII premio de Poesía Catalana Josep Maria López Picó de Vallirana, Ramon Boixeda (Vic, 1981) escribe un libro cuidado donde planean la esperanza, las riendas y los espolones kafkianos al lado de la impaciencia. Los poemas de El sedàs, pequeños ecosistemas misterios os y fascinantes, rebaten la clásica taxonomía aplicada a los géneros literarios.
Estamos en el terreno de la combinatoria y el palimpsesto. Los versos de Boixeda exploran la alternativa, postulan el textocomointento de recuerdo o de futuros posibles. Derogando el presente –tiempo castrador y a la vez regenerador– y activando las lógicas retrospectiva y prospectiva, Boixeda concibe la poesía como un trebejo para dignificar el mundo. Su poética se forja en términos de superación: acarar contrarios, articularlos, genera discurso e interrogantes, pero també sirve para dar luz aloque calla e implosiona. El lector se enfrenta–sí, aquí hay lucha cultural e histórica, viaje sal diccionario ypausasr espiratorias– a cuarenta textos :“Est re u l’antifaç: lluu la meva cara”. El poeta tiembla por solidaridad con las hojas y re pasa el vuelo hipnótico de los estorninos.
Ramon Boixeda dedica muchos poemasde El sedàs a autores que le han precedido y le han sido pulmón. Estamos ante una poesía cósmica, pero al tiempo soldada a la tierra, que vuela allende, como un aspersor. Todo es atisbo.“Mentre l’art es dedica a parlar de la mirada, els desullats reclamen els ulls des d’on mirar ”. En su juego demás caras, el poeta ante pone el ansia al corazón, ve el o caso como una mera criba para el infierno de los cursis y se pregunta si la eternidad viene antes o después del choque de contrarios. El sueño es la ley, en este libro mineral y lleno de swing. Un libro que exhibe las dos caras del espejo: lírica y sátira.