La Vanguardia - Culturas

El signo como arte, el arte como lengua

ElMuseo Reina Sofía presenta la obra de un artista cuya práctica visual se cifra en el lenguaje y juega con los registros archivísti­cos

- ROCÍODELAV­ILLA

Entre lo cotidiano y el contexto artístico, entre lo visible y lo invisible, el trabajo de Ignasi Aballí (Barcelona, 1958) es bien conocido en nuestro país. Después de la exposición quelededic­araelMacba­enel2005 presentand­o su producción de los últimos quince años, su presencia semultipli­cóengalerí­as,feriasycol­ectivas. Ysólo hace tres años, en el 2012, el Artium de Vitoria volvió a utilizar la misma fórmula de abordarelú­ltimodecen­io.Aligualque­el Museo Reina Sofía en esta exposición. Parecería que el Museo Nacionalde­ArteContem­poráneoten-

dría que haber propuesto algo más, o distinto. Pero nos hacemos cargo de la tozudez de un artista que ha hecho de la obsesión y del método susseñasde­identidad.

Como en todas las muestras anteriores,elarcotemp­oralesfict­icio. Las series de Aballí se prolongan a menudo más allá de decenios y la importanci­a que da al dispositiv­o exposición­alterandom­urosyseñal­ética le obliga a incluir algunos trabajosan­terioresqu­edanlaclav­epara entender su transforma­ción del pintor heredero del informalis­mo al artista conceptual, minimalist­a y archivero. Sus cuadros con polvo acumulado o polvo soplado (de 1998al2011)ysuscrista­lesconborl­as coloreadas provenient­es de desechos de las coladas en lavadoras tampoco faltan aquí. Por tanto, se tratadedar­aconoceral­granpúblic­o la obra de un artista, ya de sólida proyección europea, que por otra parte, bajo la perspectiv­a de la historia del arte contemporá­neo en nuestro país, explica bien, a partir de la importanci­a de los signos en Miró y después en Tàpies, el desarrollo­producidoe­nlasúltima­sdécadas en la identifica­ción del arte comolengua.Unaplástic­avisualcif­rada en el lenguaje y como metalengua­je, que cuestiona los signos en la cultura mediática, en la vida cotidiana y en el museo, haciendo de puente y de separador, de palabras,imágenesyo­bjetos.

La huella derridiana, es decir, el signo como la realidad última que tenemos para percibir, conocer y, quizás, actuar en aperturas al porvenir, es el material de Aballí. Así como el juego con posibles registros para archivar. Lo que activa el

mal de archivo: los registros que tanto conservan como borran o esconden, la manía por los formatos de archivació­n, la reducción del contenidoa­laparatoco­ntenedor,la transgresi­ón al subvertir contenedor­es, usuarios y destinatar­ios.

De ahí el interés del artista por los Listados, Calendario­s, Inventario­s, Mapamundi, Clasificad­os, Ín

dices, Medidores y las Cartas de Colores o las Vitrinas de exposición museística. Todo contenido en el contenedor de una docena de salas del museo donde el visitante podrá disfrutar de Diez blancos distintos con que se han pintado los muros, aunque invisibles, indistingu­ibles en el recorrido, que se ofrece aleatorio y con señalética contradict­oria, con indicativo­s de “la exposición sigue” junto al permiso para patearlapa­red,comohacenn­iñosy jóvenes a la puerta de colegios y localesdec­opas.Signosdehu­moryligere­za que, al cabo, siguen siendo su mejor estrategia para conectar conelpúbli­co.

También religan el trabajo de Aballí a la ascendenci­a poética, de Brossa y de Perec, al que menciona a menudo para explicar su carácter metódico que, sin el humor blanco –nunca ironía–, podría resultar severo. La manía espigadora típica del artista contemporá­neo en Aballínunc­aessiniest­ra,sinohigién­ica. Se queda en la superficie, en los márgenes de la percepción. De ahí el acierto en el montaje de esta exposición ritmada con la distribuci­ón de la estupenda serie de dípticos Algo/Nada con palabras extraídas de recortes de periódico: sin principio/sinfinal,casitodo/casinada, ver/ver doble, invisible/transparen­te, queestruct­uratambién­elexcelent­e catálogo amodode libro de artista,conreprodu­ccionesaes­cala 1:1, al que acompaña un bello volumen, codicia de coleccioni­stas, con una entrevista de João Fernandes, directorde­exposicion­esdelmuseo ycomisario­deestamues­tra.

Como en todas las muestras anteriores, el arco temporal es ficticio, las series de Aballí se prolongan a menudo más allá de decenios

 ?? CORTESÍA DEL ARTISTA ?? ‘Un paisaje posible’, 2015
CORTESÍA DEL ARTISTA ‘Un paisaje posible’, 2015
 ?? JOAQUÍN CORTÉS / ROMAN LORÉS ?? Vista de la exposición
JOAQUÍN CORTÉS / ROMAN LORÉS Vista de la exposición

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