La Vanguardia - Culturas

Travesía de Tosar

En vísperas de un estreno en el TNC, el actor y director mallorquín repasa su carrera, iniciativa­s como la gestión del Círcol Maldà, y su fascinació­n por Antonio Tabucchi

- ALBERT LLADÓ Pep Tosar Qui bon e sobres farà TNC. DEL 19 DE MAYO AL 12 DE JUNIO

Actualiza ‘El jardín de los cerezos’ para explicar el fin de una compañía que, tras cuarenta años en una sala, se ve abocada al desahucio

“El teatro lo pisotea todo”. Esa frase de Thomas Bernhard parece repetirse en la cabeza de Pep Tosar( Artà, 1961) cada vez que el actor y director reflexiona sobre su trayectori­a. Hay en la sentencia del dramaturgo austríaco una suerte de círculo vicioso con el que el mallorquín se siente plenamente identifica­do. Denuncian ambos la desaparici­ón de una manera de entender el hecho teatral, como un arte autónomo, pero a la vez no pueden dejar de volver a la escena. Mucho de eso encontrará el espectador que acuda a Qui bones obres farà, la pieza que propone en la Sala Petita del Teatre Nacional. Se trata de una propuesta que actualiza El jardín de

los ce rezos de Antón Chéjov para explicar nos el fin de una compañía que, tras cuarenta años regentando una sala, se ve abocada al inminente desahucio. En un mundo en el que lo meramente espectacul­ar ha substituid­o a lo profundame­nte estremeced­or, no hay espacio ni público para ese tipo de apuestas estéticas.

La compañía decide, como despedida, representa­r la primera obra que mostraron en la sala, La gaviota. Entonces supuso toda una declaració­n de intencione­s, y ahora es una herida abierta. “La obra es una elegía al teatro que me hizo dedicarme a esto, y que considero que está prácticame­nte desapareci­do ”, reconoce Tos ar. En esa misma línea, hay una especie de homenaje o guiño al dramaturgo polaco Tadeusz Kantor. Gracias altalento de Mim Juncà, vem osunas erie de muñecos que actúan como personajes autónomos. Del amism amaneraque los maniquí es en La clase

muerta, que Pep Tosarpudov eren el Poliorama en 1983, y que recuerda aún como la obra de teatro que más le ha impactado de todas las que ha visto. “Cuando la revisito en vídeo aún me con mueve ”, asegura.

Tosar comienza su carrera en el Teatre Lliure de finales de los años ochenta. Una vez licencia do en el I nsti tutd el Teat re, son muchos los directores( como San chis Sin is t erra o Ma- tretenimie­nto”. La complacenc­ia no es lo suyo. Incluso, añade :“Para seducir al público de masas se ha copiado, sin escrúpulos, la televisión basura. Pero es peor cuando nos engañan y, acudiendo por ejemplo a Shakespear­e, se banaliza de una manera grosera el teatro culto y se convierte en un insulto ala inteligenc­ia ”.

La cosas no le van mal profesiona­lmente pero pronto, cuando tiene poco más de 30 años, siente la necesidad de dar cuerpo a sus propias ideas. De ahí nacePoem esa Nai– que recuperó rio Gas, por ejemplo) que le llamarán para contratarl­e como actor. Existe en ese momento un espectador hambriento de teatro de autor .“El público se había forma doy había una predisposi­ción, yeso duró durante dos décadas ”.¿ Y dónde está ahora ese espectador? El director se muestra contundent­e :“La perversión de ese teatro ha acabado siendo tanpod erosaque una buena parte de ese público se ha rendido y ha perdido el espíritu crítico. Y la parte que no se ha dejado convencer –hablamos de teatro pero podríamos hablar de la ciudad entera y de la crisis de valores– hace mucho tiempo que ya nova al teatro. Lo considera caduco, un fraude. Era un teatro donde se trataba al público desde un discurso profundo, y no estaba enfoca do exclusivam­ente desde el en- hace poco en la Sala Fènix –, un espectácul­o a partir de la poesía de Miquel Àngel Riera que une, a través de un CD que recopila las canciones que se interpreta­ron en el Lliure en 1990, a Lluís Massanet, Joan Bibiloni y el propio Pep Tosar.

Es su primer proyecto personal. Ya no hay marcha atrás. Con Mas san et, y junto a Xicu Masó, intentan establecer un teatro en Palma. El proyecto avanza pero pierden la paciencia con los políticos de la época (“la mayoría de ellos están hoy en la prisión”, nos dice). Sin embargo, mantienen el nombre de la compañía, Teatre de Ciutat, y levantan obras con una identidad intransfer­ible. El antes y después lo marca, sin duda, S ah is tò ria

des senyor Sommer, la adaptación (1993) del relato de Patrick Süskind.

Luego vendrían El mestrei Margarita (2003), esta vez a partir de la novela delescrito­r ruso Mijaíl Bulgákov, o Al vostregust, de Shakespear­e, que abre el Festival Gr ecd el 2005.

La obra que puede verse ahora en el Teatre Nacional, Qui bones obres

farà, mantiene ciertos paralelism­os con Molts records per a Ivanov, del 2009, otra de las piezas clave de Tosar, y que vuelve a marcar un nuevo período en su producción artística. “Utilizo la misma operación dramatúrgi ca ”, explica. También allí recurre a los textos de Chéjov– además de trabajar con materiales diversos que van desde Pasoli ni aBernh ar do Pink Floyd–, y también allí hay un per- son a jeque documenta toda la trama.

Llega Tos aras uIvanov por cuenta propia. Aunque es una producción del TeatrePrin­ci pal de Palma de Mall orca, él ya ha decidido re abrir elCírcol Maldà. Serán cinco años en los que el actor y director se convierte, casi sin ser consciente del todo, en gerente de una sala propia. Son momentos de precarieda­d económica, pero también de una enorme libertad creativa. Puede, por fin, volver, sin prisas, a muchos de los espectácul­os que había estrenado una década atrás. En el 2013 los propietari­os no le renuevan el alquiler del local. Tiene que marcharse .“Si tengo que apuntar alguna cosa negativa de entonces es el exceso de entusiasmo ”, afirma el mallorquín .“La ciudades tan delirante que acaba siendo menos difícil conseguir la financiaci­ón mínima para hacer un espectácul­o que encontrar una sala para poder exhibirla”, explica. “Mi energía estaba muy consumida… Entraba a primera horade la mañana y llegaba a casa cada día a la una de la madrugada. Eso comporta un desgaste personal y profesiona­l…”, recuerda. Se va con cierta polémica, ya que, en su despedida, escribe que ha sido “traicionad­o” por algunos de sus colaborado­res, que se han quedado con la sala a través de la compañía Els Pirates Teatre.

“Una vez fuera, intenté dar conti- nui dada un proyecto artístico que estaba consolidad­o ”, a clara. De hecho, asegura que el Ayuntamien­to de la época le promete un local para tras ladar el espíritu del Maldà, pero tres años después aún sigue esperando. “Lo que quieren es que te canses, y lo han conseguido”, admite Tosar. De hecho, y aunque había anunciado que abriría pronto una nueva sala en Barcelona, nos anuncia que ha descartado su propósito tal y como lo tenía planteado. No volverá ala gestión pura y dura. Sin embargo, nos anuncia que está en conversaci­ones con un teatro privado para convertirs­e en su director artístico.

Eso le permitiría volver a mostrar muchos de sus proyectos que, aún hoy, no encuentran espacio después del aplauso de público y crítica. Es el caso de su homenaje a Lorca, Federi

co García, que se pudo ver en la Hiroshima durante el último Grec, y que ninguna sala, ni privada ni pública, ha querido volver a programar. “Tendría que estar legislado que una obra producida con dinero público para un festival tuviera, luego, un lugar en el que se pudiera ver más de cuatro días”, defiende.

Otra de las obsesiones del autor ha sido dar voz escénica a muchos poetas que se expresan más allá del catalán central. Así lo hizo con Lacasaen

obres, a partir de textos de Blai Bon et, o Tots aquests dois, donde reivindica la poliédrica figura de Guillem d’Efak. De la misma manera, se sumerge en el mundo del también mallorquín Damià Huguet con Esquena

de ganivet, y en el del valenciano Vicent Andrés Estellés a través de Poseu-melesuller­es.

No es menos significat­iva su relación con el cine y la televisión. Ha participad­o en más de cuarenta títulos (no se pierdan cómo se transforma en Miquel Bauçà, el “poeta invisible ”, en el documental que en el 2006 filmó Agustí Villaronga). “Me siento terribleme­nte seducido por el medio. La cámara es un instrument­o que te permite ir adonde quieras sin estar encerrado en un lugar oscuro durante diez horas ensayando ”, confiesa.

Pero si algo es recurrente en Pep Tosar es su relectura de los libros de Antonio Tabucchi, con el que llegó a tener una relación personal de complicida­d. Hasta cuatro obras ha llevado aescena: Rèquiem, Nocturn, Somnisdeso­mnis, y Revés .“Sus textos viajan al laberinto interior del apersona. Me conduce hacia mi propio misterio como ser humano. Gracias a su literatura puedo mirar hacia el futuro de una manera más luminosa ”, reflexiona .“Me siento menos sólo ”.

 ?? FOTO ÀLEX GARCIA ?? Pep Tosar fotografia­do recienteme­nte en Barcelona mientras prepara el próximo estreno en el TNC de ‘Qui bones obres farà’
FOTO ÀLEX GARCIA Pep Tosar fotografia­do recienteme­nte en Barcelona mientras prepara el próximo estreno en el TNC de ‘Qui bones obres farà’

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain