De Lillo vuelve
Narrativa Una corporación criogénica que da a los moribundos una esperanza de nueva vida; una familia multimillonaria enfrentada a la adversidad. DeLillo, autor de una obra perturbadora y ambiciosa, alcanza su cumbre
En efecto, Don DeLillo (Nueva York, 1936) vuelve con una nueva novela –más bien una nueva ficción perturbadora– a los cinco años de publicar
Punto Omega, donde había la escena memorable de un hombre en una galería de arte p rendido del documental 24 Hour-Psy cho de Douglas Gordon. Dicho esto como arranque, me gustaría precisar algunas cosas sobre Don DeLillo. Es mi opinión es el único narrador norteamericano que en vísperas del siglo XXI alcanza la cumbre de su carrera con una gran novela de su tiempo, una especie de novela-nodriza, titulada Submundo, que contiene la destilación de cuanto había escrito hasta entonces, un puñado de obras todas ellas sólidas, y el germen de cuanto iba a producir hasta ahora mismo, incluidos algunos títulos como Cosmó polis y El hombre del sal toque hacen de DeLil lo uno de los pocos narrador es pos modernistas que interpretan el mundo de hoy según sus propias normas y han transformado el arte de la novela en algo conceptual que aspira ala globalidad.
Tengo la impresión que DeLil lo es también uno de los contados narradores que, en estos momentos, con novelas como la reciente Cero K se mueve decidida mente hacia delante. ¿Hacia dónde? Hacia delante donde quiera que sea que le lleve. Las certeza s no existen¿ Es Cero K una novela futurista? ¿Dónde se sitúa el futuro?
Ruido de fondo giraba en torno al miedo que inspira la muerte al hombre contemporáneo. En Cero K una corporación llamada Convergencia, funda da por ricos muy ricos en un lugar remoto y desierto de Kirguistán, consigue por medios científicos y tecnológicos, lacrio ge ni ay la nanotecnología, elegirla muerte con la esperanza- promesa de despertar a “una nueva percepción del mundo”. Uno de los inversores eselbillon ario Ross Lockhard (identidad falsa), pa- dredeJeff,hijodesuprimeraesposa al que no ha visto en años y trata de disolver su escepticismo, y cuya segunda mujer más joven, Artis, es una de las primeras en someterse a los prodigios de la cámara criogénica.
Como sucede en toda novela de DeLillo, es difícil de contar como si fuera una historia realista, y por otra parte se estructura narrativamente como un sistema de bloques contrapuestos–padreehijo,pasadoyfutu- ro, fe e incredulidad, amor y rece los– por cuyos intersticios circula la poética, la metafísica y las descripciones entre realistas y visionarias –tan caras a DeLillo como estupendas– del mundo inhabitable por la avaricia y la violencia que causan estragos y amenazan con el apocalipsis final personificado por Stak, el hijo ucraniano de Emma, reciente amor de Jeff, convertido en niño-soldado “en un país de una sola persona ”. Jeff admites u “triste e incrimina to ria incapacidad para contarle( a Emma) quién era yo, para narrar la historia de Madel in e(sum adre) y la de Ross, ola de Rossy Art is, así como el futuro petrificado de mi padre ymim adrastraen sus usp en sióncrio génica ”.
Creo que al menos hay un par de cosas claras en esa novela circular que empieza y termina con la frase llamativa pero oscura de Rossa su hijo Jeff, según la cual todo el mundo quiere apropiarse del fin del mundo. ¿Dónde estamos en el tiempo? Si el futuro lo tenemos incrustado en el presente, Jeff se pregunta :¿ qué es mi mundo y quién soy yo dentro de él? Pero para hallar la respuesta y que un artista consiga hacerla inteligible a los más, se impone la creación de un nuevo código( gruñidos pre lingüísticos, gritos o silencios) más adecuado que las viejas y gastadas palabras para dar nombre a lo aún por nombrar. ¿Eso lo dice DeLil loen el libro que es pura delicia textual? Puede. O no.
Es uno de los contados narradores que hoy se mueven decididamente hacia delante. ¿Hacia dónde? No hay certeza