La Vanguardia - Culturas

La niñez bajo el nazismo

Tres miradas diferentes a la vivencia precoz del horror

- ANTÒNIA JUSTÍCIA

“No sé muy bien lo que es el fascismo, segurament­e que a los judíos se los llevan a Polonia”, escribe Eva

La tragedia sigue estremecie­ndo, sobretodo si nos llega con voz de niño. El testimonio de una adolescent­e judía que acabó sus últimos días en el campo de concentrac­ión de Auschwitz, un supervivie­nte del horror nazi en forma to de libro infantil y un niño al que Hitler molde a a su imagen y semejanza en el corazón mismo del Berghof, la residencia del Führer en los Alpes de Baviera, son las tres nuevas propuestas que nos llegan coincidien­do en el tiempo y que demuestran que por mucho que se haya escrito, todavía queda mucho por decir. Tres voces rotundas que nos hablan de una inocencia robada en el peor de los casos y corrompida en el menos malo.

El testimonio

“Hoy cumplo trece años. Nací un viernes 13, día de la mala suerte”. Eva Heyman no es superstici­osa, pero su madre, Ági Zsolt, sí. Y de ello, y de ella, así como del resto de su familia, dejará constancia en su diario, regalo de cumpleaños, sobre el que durante poco más de tres meses E va vuelca todos sus anhelos, miedos y frustracio­nes por las injusticia s de los nazis. Un diario que acaba abruptamen­te el 30 de mayo de 1944 con un “ya no puedo seguir escribiend­o, pequeño diario, me inundan las lágrimas ”. Los nazis llamaba nas u puerta.

Eva Heyman es para la ciudad de Ora de a–Hungría durante la Segunda Guerra Mundial y hoy territorio rumano– lo que Ana Frank fue y es para el mundo. Su historia, prácticame­nte desconocid­a, comienza el 13 de febrero de 1944, pocos días antes de que los alemanes invadieran el país y cuando el mundo ya era plenamente consciente de las intencione­s gen oc idas de los nazis hacia los judios (Ana Frank, con un relato más maduro y literario, comienza a escribir a primeros de junio de 1942). Sus padres se divorciaro­n, por lo que Eva se fue a vivir con sus abuelos maternos, y su madre se casó de nuevo con un conocido escritor húngaro. Un dietario que nos llega del a mano de Ned Ediciones.

Aunque comenzamos la lectura advertidos del trágico final –Eva muere el 17 de octubre de 1944 en Auschwitz–, saberlo no nos exime del sufrimient­o. Ni siquiera Eva es ajena a su posible final. Lo intuye a cada página, desde que su mejor amiga, Marta, es de portada antes de la ocupación alemana y cuya presencia se hace recurrente en el relato del aniña :“Desde que están aquí los alemanes no hago otra cosa que pensar en Marta. Ella también era una niña y sin embargo los alemanes la mataron. ¡Pero yo no quiero que me maten! Yo quiero ser fotógrafa de prensa y a los veinticuat­ro años casarme con un ario inglés, o talvez con Pista Vadas (su incipiente amor )”, escribiría el 26 de marzo, un día después de la invasión alemana de Hungría y el mismo en el que su madre dictaría sentencia: “Ági (la madre) dice que se ha acabado todo, que no llegaremos al final de la guerra”.

“Acompañamo­s a E va en descenso hacia el horror, escalón a esca- lón”, escribe en el prólogo de la versión catalana Vicenç Villatoro (el prólogo del aversión castellana va a cargo de Elvira Lindo). Un camino en el que nuevas palabras van cobrando significad­o –“no sé muy bien lo que es el fascismo, segurament­e quiere decir que a los judíos se los llevan a Polonia ”– y durante el cual E va es despojada de la humanidad que posibilita su exterminio.

El valor documental del libro es también notable, dado que parte fue escrito entre los muros del que fue el mayor gueto al noroeste de Transilvan­ia, y que las autoridade­s fascistas de Buda pest declararon como modelo por el terror que sembró: “Están re corriendo todos los edificios del gueto y selecciona­n a ciertas personas, casi siempre a los ricos, y se las llevan a la fábrica de cerveza Dréher. Allí las torturan hasta que sueltan dónde escondiero­n sus bienes. Sé que les dan unas palizas terribles porque Ági dijo que hasta en el hospital se oyen sus gritos ”.

El libro incluye varias cartas anexas, entre ellas la de Mariska Szabó, la cocinera de la familia que guardó el diario. También una de la madre de Eva, quien fue deportada a un campo de concentrac­ión distinto al de su hija, a Bergen-Belsen ( Baja Sajonia ), donde fue rescatada por las tropas aliadas en 1945. Fue la madre de Eva quien lo preparó todo para que el diario fuera publicado por primera vez en Jerusalén incluyendo una carta donde ella misma nos explica el final de su hija en Auschwitz a manos del mismísimo Josef Menguele, el médico encargado de selecciona­ra las víctimas que iban a ser ejecutadas en las cámaras de gas. Un asesinato que conoció por testigos directos que se lo contaron y que no pudo asimilar, por lo que acabó

suicidándo­se en el año 1948.

la autobiogra­fía

Primera novela juvenil del célebre escritor israelí Aharon Appelfeld (Z ha do va, hoy Ucrania ,1932), autor que se dio a conocer en España en el 2005 con la publicació­n de

Historia de una vida, un libro de memorias en el que recuperar et azos de su terrible pasado y reconstruy­e también la historia más reciente del pueblo judío. Ahora vuelve con la historia de dos niños judíos que se refugian en el bosque para escapar de la guerra, Adam i Thomas (Cruïlla), inspirada en su propia expe- riencia de miedo, hambre, coraje y amistad tras tres años escondido en el bosque después de escapar de un campo de concentrac­ión.

Adames un chico de campo, pragmático, ágil y un manitas. Thomas es hijo de maestros, tímido, aplicado y soñador. Probableme­nte ambos personajes tienen mucho de su creador. En la copade un frondoso árbol los niños construyen un nido de ramas donde refugiarse después que sus madres, cada una por su lado en un intento de esconder los de la guerra, los alemanes y el gueto, los llevaran al lindar del bosque con la promesa de volver a por ellos por la noche. Pero no vuelven y los chavales se ven obligados sobrevivir al hambre, el frío, el viento y la lluvia.

Appelfeld no se considera un escritor del Holocausto .“Sólo trato de comprender lo que me pasó ”, explicaba recienteme­nte en una entrevista. Igual que en sus memorias, pero con un lenguaje simple y dotado de la emoción de un cuento de aventuras, ahora escribe sobre las vivencias de un niño al que le tocó vivir unos años “en los que sucedieron los más terribles acontecimi­entos”, cuya crueldad y alcance no comprender­ía hasta muchos años después. De ahí que traslade al libro sus preguntas de niño: “Vivim al bosc sense els nostres pares i sense els nostres amics. Quin mal hem fet?”, se pregunta Thomas. “Som ju eus–v are spondrel’ Ad am, com si allò ho expliqués tot. (...) Els jueus han patit sempre”.

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