De Iván Zulueta a la utopía
Parecería que las películas de Andrés Duque no tienen demasiado que ver entre sí. Nada más lejos de la realidad. De atenernos a sus largometrajes más conocidos, tanto Color perro que huye (2011)como Ensayo final para utopía (2012) intentan una especie de relato autobiográfico nada complaciente, algo así como un diario filmado( y descoyuntado, fragmentario) acerca de sí mismo y sus circunstancias. Por otro lado, Iván Z. (2004)y Olegylas raras artes (2016) abordan personajes aparentemente extraños, en el fondo ascetas y narrador es de un mundo demasiado complejo para abarcarlo de una sola mirada. Pero ahí está precisamente el secreto del cine de Duque: nunca se queda con lo primero que ve. Cuando fue al encuentro deIván Zu- lueta, el mítico director de Arrebato (1979) desaparecido de la vida pública, no realizó un re paso de sus películas, sino una observación del hombre que nos pudiera dejar entre ver su mundo. Y ahora, con Oleg Karavaichuk, tampoco quiere contarnos su biografía, sino retaz os de su discurso, que van desde la Rusia revolucionaria hasta ele stalin ismo, en un fresco aparente- mente incoherente que nos habla de la imposibilidad de clasificar, de etiquetar, y también dela opacidad de la imagen .¿ Y no era eso acaso lo que hizo con Color perro que huye y Ensayo final
para utopía, donde él mismo aparece como una incógnita en la que el cine quiere penetrar? El cine, y el vídeo, y aún más texturas, como demuestran sus cortos más experimental es: La constelación Bartleby (2007)o Noes la imagen, es el objeto (2008).