Problemas normales
La infidelidad irrumpe en la vida de una pareja que acaba de adoptar una niña y que, sometida a la inspección de adopciones, debería parecer perfecta. En un plato de la balanza, el miedo. En el otro, el amor masoquista
Cansada de les desconexiones de Marcel, Júlia se esfuerza para volver a ilusionarse y vive un momento de euforia: se cierra en la cocina con Naïma –la hija adoptada–, marina pollo con soja y jengibre, confita berenjenas al horno, rellena empanadillas con mermelada de cebolla y setas, y adelanta una compota de manzana para servir con yogur griego en la cena. Se ha visto obligada a dejar el trabajo, pero tiene la vida que deseaba –dice la autora que recoge sus pensamientos–. De pronto, en este pequeño mundo de la Riera de Sant Miquel se introduce un elemento que no es new age: la infidelidad de tota la vida, de antes de la revolución sexual. Y los celos que disponen de mecanismos insospechados: control de horas de conexión de WhatsApp, teléfonos móviles y direcciones de correo electrónico.
Marta Carnicero (Barcelona, 1974) sabe crear muy bien la atmósfera de obsesión que va minando la relación entre los protagonistas: a cada mentira de él, una construcción mentaldeella.Larelaciónsevadegradando hasta que ya no es posible dar mar- cha atrás. La descripción de la infidelidad es muy eficaz y, de largo, lo mejor del libro. Que tiene una trama paralela: aquella niña que hacía compañía a su madre en la cocina, ha crecido, también ha adoptado, y ha de reconstruir la relación con su padre.
La novela discurre en tres planos paralelos: la historia de Marcel y Júlia, una historia de pareja de antes de la crisis económica. Una pareja convencional (aunque ella ha escrito un libro), una historia de aquellas de ir quemando etapas: la infidelidad es un paso más de una trayectoria inevitable. Del otro lado, el deseo de la hija de superar el trauma de la separación de los padres y expresar los sentimientos retenidos. Y en un plano más abstracto, la reflexión sobre el dolor.
Carnicero invoca la sombra protectora y moderna de Sophie Calle, que debe ser la artista contemporánea más citada en la literatura de los últimos veinticinco años (la catalana tampoco escapa de ello). Júlia vive la situación de abandono como una douleur exquise que podría formar parte del libro de Sophie Calle: toda historia de amor es una historia de dolor. La protagonista lo sigue al pie de la letra. Los cielos de Google tienen siempre la misma tonalidad, la luz es siempre de media tarde. Por debajo de esa normalidad tecnológica, sentimientos, incertidumbre, pasiones, recelos. En un plato de la balanza, el miedo a romper con la seguridad de una vida sin sobresaltos (para huir con una mujer casada, con niños, compañera en el instituto). En el otro, el amor masoquista. El libro de Marta Carnicero quiere mostrar tal como es el color del cielo y no sé si por temperamento o por voluntad estética, tira hacia cielos nublados, encendidos, cielos tempestuosos y sin luna.
La novela, que es todo intensidad, tiene una propuesta de traducción al inglés: Carnicero, que se graduó en el màster en Creación Literaria de la Universitat Pompeu Fabra, que ha escrito libros de gastronomía y tiene una larga trayectoria en los medios de comunicación hablando de cocina, entra con buen pie en la literatura. Bienvenida.
Marta Carnicero
LA MAGRANA. 144 PÁGINAS. 12 EUROS