Makovski y Harper, femenino plural
Festival Altaveu De la ya clásica cita musical de septiembre en Sant Boi destacamos dos voces de mujer que han conseguido sorprender con sus últimos y recientes discos
El festival Altaveu de Sant Boi de Llobregat nació en 1989 para reivindicar la canción de autor hecha en Catalunya, pero su programación también se ha abierto a propuestas internacionales –aún está fresca en la memoria la excelente actuación que ofrecieron en la pasada edición Howe Gelb y M. Ward– y a nombres consagrados de la escena española.
En su vigésimo octava edición, desde el 6 al 11 de septiembre, habrá, además de conciertos, películas documentales, debates y actividades para los más pequeños de la casa. En el cartel domina la presencia masculina, con veteranos como Quimi Portet, Coque Malla y Ismael Serrano, propuestas mixtas, como el grupo Marlango de la actriz y cantante Leonor Watling, y grupos de la nueva escena local, que van de los ya reconocidos Blaumut hasta los debutantes Coet o unos Trau que se están haciendo un nombre con su debut discográfico Déu vos guard. Sin embargo, aquí destacaremos las dos voces femeninas del cartel, la novísima Marion Harper y Maika Makovski, que ha sorprendido con el giro intimista de su excelente nuevo disco Chinook wind.
Marion Harper, synthpop emocional. Nacida en Montevideo en 1996, Harper es una cantante y guitarrista con raíces inglesas y uruguayas. Debutó el año pasado con el álbum Cotton candy tras darse a conocer en el EP Seasons. Sus canciones, de texturas electrónicas y estribillos jubilosos, han ido calando poco a poco y es este verano cuando recoge el fruto de su trabajo, con actuaciones desde el Festival In-Somni de Girona al de Jardins de Pedralbes en Barcelona, de la sala Siroco de Madrid al Far de Calella y del Acústica de Figueres al Altaveu. En formato reducido de dúo o con grupo, su synthpop emocional va conquistando adeptos. Y es que esta estudiante de psicología de tan solo veinte años tenía claro que quería dedicarse a la música ya desde el bachillerato. Fue precisamente haciendo un trabajo escolar sobre la grabación de una maqueta que conoció a su productor Aleix Iglesias, responsable de Luup Records, pequeño sello de Blanes para el que también ha debutado Pavvla, nombre artístico de la actriz y cantante Paula Jornet.
Combinando caricias melancólicas y ritmos aptos para la pista de baile, las luminosas canciones de Harper han sido comparadas con Taylor Swift, Lorde o el grupo HAIM, aunque, según afirma, su disco preferido es We are only what we feel del trío sueco NoNoNo. Oscilando del funk sintético de Madness a la quebradiza fragilidad del tema que titula el álbum, lo cierto es que cantando en inglés y con sonido sintético su propuesta no parece la de una chica de Hostalric, ni menos un satélite de la nueva escena alternativa catalana.
El renacimiento de Maika Makovski. La mallorquina Maika Makovski es una cantautora, guitarrista y pianista de orígenes macedonios y andaluces. Su carrera alcanzó dimensión internacional cuando el tercer álbum, Maika Makovski (2010), fue producido por John Parish. Esto acabó por convertirse en una maldición ya que desde entonces la han considerado un epígono de la británica PJ Harvey, de quien Parish es colaborador habitual. Pero Makovski, lejos de amedrentarse, ha vuelto al estudio de Parish en Bristol para grabar Chinook wind, su sexto trabajo de estudio y el más personal. En parte gracias al trabajo del Brossa Quartet. Los arreglos de cuerda y metal dominan un disco en el que también se reencuentra con su pasado macedonio, tras un viaje a la tierra donde nació su padre, como refleja el cierre con la dramática y espectral Makedonija, cual eco de la ignominia de Idomeni. Antes, en
Father, aprovecha para rescatar su etapa teatral de la mano de Calixto Bieito, en una canción en la que adapta al Shakespeare de Hamlet, con un diálogo entre Ofelia y su padre Polonio.
El primer single, Not in love ,es otra declaración de intenciones, tal como refleja el vídeo realizado por David Trueba en un plano fijo mientras se desmaquilla. Despojarse de todo lo superfluo es la nueva filosofía, cuyo aire espartano le sienta de maravilla a unas canciones en las que destaca su voz, capaz de elevarse en agudos desgarrados, como en las iniciales Canada y I want to cry. En otro registro, Bulldog combina una línea de bajo de reminiscencias siniestras con banjo y
Song of distance es una balada con una caja de ritmos que retrotrae a los días de Young Marble Giants. Esta diferencia con su obra anterior la quiere remarcar en su próxima gira otoñal, por teatros y recintos especiales, con una puesta en escena en la que contará con cuarteto de cuerda, trompa, batería y ella a la guitarra.
Harper combina melancolía y ritmos bailables; Makovski se reinventa acompañada con cuarteto de cuerda