Los valores de Viktor Frankl
Vida, responsabilidad y plenitud, en sus palabras
En el esbozo autobiográfico que cierra ...A pesar de todo, decir sí a la vida,
Viktor E. Frankl (Viena, 1905-1997) relata un episodio de infancia muy ilustrativo: “Debía yo de tener como unos cuatro años cuando una noche, poco antes de conciliar del todo el sueño, me desperté sobresaltado y agitado por la idea de que también yo debería morir algún día. Pero lo que propició mi elucubración no fue propiamente el miedo a morir en alguna época de mi vida, sino sobre todo una sola cosa: la cuestión de si el carácter efímero de la vida aniquilaba o no su sentido”. Parece poco probable que un niño de cuatro años adquiera a tan temprana edad la conciencia de finitud y además se plantee semejante pregunta, pero, dejando al margen las consideraciones sobre precocidad y verosimilitud, esta inquietud acerca de lo que da o quita sentido a la existencia humana es el eje sobre el que gira el pensamiento de Frankl, cuyo periplo vital y obra ensayística fueron un sistemático empeño por afirmar ese sentido de la vida, pese a todo y contra todo. Porque al autor, vienés y judío, le tocó sufrir en sus propias carnes uno de los episodios más negros del siglo XXy después sobrevivir a él.
Tal como relata en sus memorias
Lo que no está escrito en mis libros ,a edad muy temprana se interesó por el psicoanálisis, se carteó con Freud y Adler, después se distanció de sus postulados –con el tiempo crearía una vía alternativa, la logoterapia– y en 1937 abrió en su ciudad natal una consulta como especialista en neurología y psiquiatría. Pero unos meses