El silencio del boxeo
La fotografía pugilística como parte del imaginario público; esta es la temática de la tesis doctoral de Núria Martínez Seguer, una retrospectiva de este deporte en Catalunya desde 1876 a 1936
En los años 1998-1999 escribí en El
País una serie de crónicas sobre la memoria, unas veces traicionada y las más silenciada, del boxeo catalán. Todo empezó cuando mi hijo Josep Maria me descubrió la sede de la Agrupació Catalana d’Ex-Boxejadors, en el número 25 de la calle Xuclà. En aquel local, que albergaba un verdadero tesoro en fotografías y carteles, compré los dos volúmenes de la Història de la boxa catalana, de Juli Lorente, y a través de sus páginas me fui familiarizando con una serie de personajes de los que había oído hablar de niño a mi padre, gran aficionado al boxeo, y a sus amigos.
Periodísticamente hablando, me siento muy orgulloso de aquellas crónicas. Cuando menos sirvieron para alguna cosa, como introducir en la Gran Enciclopèdia Catalana a algunos nombres gloriosos del boxeo catalán, como el de Ramon Larruy i Arnal (1889-1972), fundador y primer presidente de la Federación Española de Boxeo (nacida en Barcelona) y fundador y primer secretario de la Federació Catalana de Boxa. Y también sirvieron para dignificar la figura de Josep Gironès, el
Crack de Gràcia, campeón europeo del peso pluma, con la colocación de una placa en el número 24 de la calle de la Llibertat, en el barrio de Gràcia, donde había nacido (27 de agosto de 1904) nuestro campeón.
De vez en cuando, el boxeo catalán reaparece en forma de libros, como el excelente Combat a mort. Gironès i els boxejadors perseguits pel franquisme (Angle Editorial, 2007) de Joaquim Roglan, o el no
menos excelente Jamás me verá nadie en un ring. Historia del boxeador Pedro Roca, de Julià Guillamon (Editorial Comanegra, 2014). Y hace un par de meses llegó a mi casa una tesis doctoral: El silenci de la boxa. La fotografia de boxa. De document sociològic a obra d’art. La tesis se presentó este año en la Facultat de Belles Arts de la Universitat de Barcelona y su autora, Núria Martínez Seguer, pasó la prueba con la calificación summa cum laude.
A Núria Martínez Seguer (Barcelona, 1973) la conocí hará cuatro años en la galería H2O de la calle Verdi donde exponía una serie de fotografías que ella había realizado a lo largo de diez años sobre el mundo del boxeo, así como una serie de fotografías de época, de boxeador es catalanes como Josep Gironès, Víctor Ferrand y Francesc Ros entre otros, fotografías de su colección particular. La exposición fue todo un éxito y para mí supuso una sorpresa, una agradable sorpresa: una joven fotógrafa resucitaba un mundo desaparecido y a través del lado humano del boxeo tendía un puente entre el presente y el pasado.
Y si aquella exposición fue una agradable sorpresa, la tesis doctoral de Núria Martínez Seguer me ha entusiasmado. Como Núria afirma en el prólogo de su tesis, su propósito es “recuperar un capital essencial de la fotografia de l’esport de la boxa a Catalunya i entrellaçar-lo amb la contemporaneïtat a través d’un seguit de projectes d’uns autors determinats i de la meva obra personal com a artista”. Para ello, analiza detenidamente el origen y la evolución del boxeo catalán desde 1876 hasta 1936; los trabajos de los grandes pioneros de la fotografía deportiva en nuestro país y la prensa deportiva en Catalunya desde 1876 a 1936. Realiza entrevistas y charlas con exboxeadores, como Jaume de Sans, el último púgil del célebre mánager Àngel Artero (el mánager de Gironès) y familiares de fotógrafos-retratistas, como la familia Vilaseca y la familia Carreras. Estudia el aspecto social de la fotografía pugilística como documento social e imagen pública, echando mano de diarios, semanarios monográficos –Boxeo, Box y
Boxing– cromos, carteles, anuncios publicitarios…
La razón de mi entusiasmo por esa tesis no se limita a lo escrito en ella, sino que se hace extensiva al riquísimo material fotográfico que la acompaña, en gran parte procedente de la colección personal de Núria Martínez Seguer. No es habitual que un cronista, por más aficionado que sea al boxeo como es mi caso, hable de una tesis doctoral. ¿Por qué? Pues porque el lector difícilmente puede tener acceso a ella (aunque si puede consultarla en la biblioteca de la Facultat de Belles Arts de la Universitat de Barcelona, previa autorización de su autora). Pero si lo hago en esta ocasión no es tan solo por lo que he disfrutado leyéndola, sino porque dicha tesis pide a gritos ser publicada. Sería una lástima que un documento semejante sobre el boxeo, la fotografía, el periodismo deportivo y la ciudad de Barcelona quedase inédito. La Diputación de Barcelona y el Ayuntamiento de nuestra ciudad tienen lapalabra.
El retrato del mundo de la lucha visto desde la actualidad acaba actuando como documento social