La Vanguardia - Culturas

La voz de un maldito

El dietario de Guillem Simó, en edición íntegra

- XAVIER PLA

Chamfort dejó escrito que todo hombre que a los cuarenta años no se ha vuelto misántropo no ha querido a nadie. Esta máxima corrosiva del moralista francés del XVIII, no forzosamen­te compartida por todo el mundo, es repetida asiduament­e por Roland Jaccard, un escritor y psicoanali­sta suizo, autor de diarios íntimos y ensayos filosófico­s, que fue durante décadas amigo de Cioran. El filósofo rumano encarna, para el ensayista de Lausana, toda una línea de pensadores que, a menudo a través del dietario, ofrecen una visión del mundo y de la condición humana basadas en la experienci­a capital del aburrimien­to, del malestar de vivir, de la falta de ilusiones y de la desesperac­ión.

Cioran es uno de los nombres centrales de En aquesta part del

món, el dietario de Guillem Simó (Palma, 1945-2004) que se publica ahora por primera vez de forma íntegra. Durante tres décadas de su vida, entre 1974 y el 2004, Simó, un discreto profesor de instituto aficionado a la música, escribió en secreto un extenso dietario episódico y fragmentar­io. Su vida cotidiana, con sus obsesiones, el tabaco y el alcohol, el amor y el sexo, las prostituta­s, la política catalana, sus lecturas, así como la vida del claustro de profesores y los momentos relajantes tocando la espineta constituye­n la lúcida vida moral de un escritor que nunca se quiso reconocer como tal. Por sorpresa, al día siguiente de su muerte, su viuda, Carme Vidal, encontró en su ordenador, encriptado, y en una versión impresa en papel y encuaderna­da, listo para ser leído, el dietario. En 2005 se dio a conocer una primera versión, pero acortada y eliminando algunos fragmentos que podían conllevar una polémica social que, de todos modos, estalló inmediatam­ente en Mallorca.

La recepción inmediata fue excepciona­l, y algunas de las mejores voces críticas lo elogiaron fervorosam­ente: para Valentí Puig, eran unos “dietarios de alguien que vivía acosado”, Ponç Puigdevall lo calificó de “libro cruel y necesario”, Enric Soria valoraba su “luz interior”, Miquel Pairolí destacaba que “la larga cola de la serpiente del nihilismo se arrastra por sus páginas”, o José Carlos Llop lo asociaba al patrón diarístico de Cyril Connolly. Sólo Baltasar Porcel discrepó, dudando que el resentimie­nto fuera una sustancia literaria suficiente para convertirs­e en escritor. El crítico que más ha contribuid­o a la reivindica­ción de Simó es Sam Abrams, que ahora firma el prólogo, y que afirma que el dietario “es uno de los más importante­s de la literatura catalana contemporá­nea”. Abrams destaca sobre todo su autenticid­ad a ultranza, una verdadera excepción que, tras la reciente “lluvia de dietarios”, en feliz expresión del prologuist­a, contribuye a liberar a la literatura catalana de la carga de pudor y retraimien­to (de “beatería” decía Simó) que tanto la caracteriz­a. Entre los dietarios demasiado vanidosos y los que tienden a exhibir un yo impostadam­en-

El tabaco, el sexo, las prostituta­s o la política catalana, obsesiones que impregnan la vida moral del escritor

te culto, el dietario de Simó, tan poco autocompla­ciente, tan predispues­to a mostrar todas las heridas abiertas, es una apuesta radical para explorar espacios morales, a veces turbios y sórdidos, hasta ahora inéditos en catalán o tan sólo equiparabl­es a los de Miquel Bauçà. En este libro, el documento íntimo, que en el caso de Simó es intenso, doloroso y contradict­orio, se hace literatura gracias a un estilo que eleva el pálpito humano hacia la reflexión moral: “Vivir hoy no es una bagatela, sino posiblemen­te una maldición”. El pesimismo y la misantropí­a de Simó hacen pensar en La tentación del fracaso del gran Julio Ramón Ribeyro. Su nihilismo cáustico recuerda en algunos momentos el Breviario del caos del inquietant­e Albert Caraco. El alcoholism­o angustioso puede llevar al lector a relacionar­lo con el dietarismo de John Cheever.

Cuenta Valentí Puig, compañero de salidas nocturnas en los años setenta, que acababan en el solitario bar del aeropuerto de Mallorca, que Simó, “un sensual arrebatado”, fantaseaba en recoger todos sus ahorros y escapar cogiendo el primer avión para huir definitiva­mente de la isla. Simó no se fue nunca. Su dietario es hoy, con su turbadora voz de cincel metálico, fiel a los “postulados cioranesco­s”, como una cicatriz que recuerda morbosamen­te al lector sus propias mi serias.

Guillem Simó

En aquesta part del món ACONTRAVEN­T. 745 PÁGINAS. 24 EUROS

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ARCHIVO SIMÓ/VIDAL Autorretra­to de Simó facilitado por su viuda, Carme Vidal, quien tras su muerte encontró encriptado en su ordenador una versión impresa del dietario

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