El cantautor psicodélico
El año 2016 fue muy especial para Donovan. El cantautor y guitarrista escocés cumplía setenta años y celebraba el cincuenta aniversario de su gran clásico Sunshine Superman, con el que abandonó el folk para abrazar la causa del flower-power y convertirse en astro pop. Lo recuerda en una gira que pasa por el festival MUD de Lleida el 12 de marzo.
En sus inicios la prensa calificó a Donovan como la respuesta británica a Bob Dylan. Y al respecto hay imágenes muy reveladoras en la película Don’t look back, que narra la gira de Dylan por Gran Bretaña en la primavera de 1965, en los últimos momentos de su etapa folk. Primero lo ningunea –“Who’s this Donovan?”– para luego invitarlo a su hotel, en una escena antológica que empieza con la bronca de Dylan a un borracho que se ha colado en la fiesta. Cuando las cosas se calman, Donovan canta To
sing for you y recibe los parabienes del bardo de Minnesota. Luego le piden a Dylan que toque algo y Donovan dice que le gustaría escuchar It’s
all over now, baby blue. Tras complacerle, es Donovan quien exclama “Great, Bob”. Comparando las canciones se hace evidente la diferencia entre ambos, la que va de ser un genio a un buen cantautor. Y Donovan lo era, como prueba su primer single
Catch the wind, o algunas canciones de su segundo álbum Fairytale, como
Colours, moviéndose entre Woody Guthrie y el nuevo folk de Bert Jansch y Buffy Sainte-Marie. De ella versionó Universal soldier para convertirlo en un himno que reflexiona sobre la guerra.
Toda su militancia folk saltó por los aires con la llegada del swinging London y la psicodelia de High-Astbury. Donovan se apuntó al carro y a la vez fue catalizador cuando Sunshine Superman, publicado el 1 de julio de 1966, escala las listas de Billboard. El single, con The trip en la cara B, sigue la estela de los Beatles y se convirtió en canción quintaesencial del advenimiento de la era hippy. Una refulgente muestra de pop psicodélico, con elementos exóticos, estribillo para corear y unas guitarras blues & roll de aúpa, no en vano fue grabada con Jimmy Page, John Paul Jones y otros músicos de sesión como Jack Bruce o Danny Thompson. Un cóctel perfecto que se desarrollaría en un álbum convertido en gran clásico de los años sesenta, en el que se nota la influencia de The Byrds y Jefferson Airplane. Incorpora también jazz, efluvios orientales o música medieval, en lo que fue un fértil periodo creativo supervisado por el productor Mickie Most. Con joyas como Ferris wheel, que mezcla ragas con folk, o The fat angel, dedicada sin tapujos a Cass Elliott de The Mamas & The Papas. Yendo de los momentos pastorales de Guinevere a seguir la estela de los Doors en Season of the witch.
Su carrera fue viento en popa con
Mellow yellow, en sintonía con el Sgt. Pepper de los Beatles, no en vano Paul McCartney es un colaborador no acreditado del disco que, a su vez, lo invitó a participar en la grabación de A day in the life en Abbey Road. La torrencial vena creativa de Donovan en 1967 siguió con su quinto álbum, doble, A gift from a flower to garden, con una portada en infrarrojo cortesía del fotógrafo de Jimi Hendrix. Una excentricidad con un álbum pop, enfocado al público adulto, y
En los inicios de su carrera, la prensa calificó a Donovan como la respuesta británica a Bob Dylan
otro, acústico, dirigido al infantil. Incluso se publicaron por separado. Por entonces ya renegaba de la marihuana –fue detenido por posesión– y el LSD, a los que sustituyó por la meditación del gurú Maharishi Mahesh Yogi, en cuyo áshram pasó parte de 1968, haciendo de cicerone de los Beatles. Fue en esa estancia en la India cuando escribió Hurdy gurdy man, calificada de heavy-folk, de nuevo con Jimmy Page y John Paul Jones, y, como toca también John Bonham, algunos afirman que estas sesiones fueron el germen de Led Zeppelin.
Donovan se acerca al folk pastoral y lisérgico de la Incredible String Band pero sigue picoteando en jazz, rhythm & blues y música clásica, conectando también con la mística feérica del Marc Bolan de Tyrannosaurus Rex. Entre las listas de éxito y la libre experimentación culminó su edad de oro al ritmo trepidante de
Barabajagal, con la guitarra de Jeff Beck en una tormenta de boogie, soul y hard rock que le permite codearse en Hyde Park con Blind Faith.
Tras romper con Mickie Most afrontó los años setenta con discos desconcertantes, como Open road ,o el doble HMS Donovan enfocado al público infantil. Su errática carrera se enderezó con Cosmic wheels para conectar con el glam rock de la época, algo que explica su colaboración con Ali ceCoo pe renBill ion dolarba bies.
Fue su última aparición en las listas de éxito, de las que le alejó el reposado Essence to essence, coproducido por Andrew Loog Oldham. Un álbum que ha ido ganando con el tiempo, gracias a delicias de psicodelia blanda como Divine daze of deathless delight, aunque en él pese la espiritualidad que indica la portada, en la que luce arrodillado y con túnica blanca.
Los ochenta fueron para Donovan una travesía por el desierto –con un disco hasta sintético como Neutronica– que intentó superar poniéndose en manos del productor Rick Rubin –le editó Sutras en su sello American Recordings–, imitando la espartana manera con la que había reflotado la carrera de Johnny Cash, con desnudas canciones inspiradas en las de su primera época. Fue un fracaso comercial pero le sirvió para hacerse visible entre las nuevas generaciones. Consciente de la trascendencia de internet se volcó en crear una página web (donovan.ie) desde la que ahora dirige su carrera: reedita álbumes, rescata material inédito en la serie Buried treasures y perfila las giras, como la del Sunshine Superman Tour que le lleva al MUD de Lleida. No es extraño que en el festival estén radiantes y que califiquen el concierto de histórico y es que poder ver en el Cafè del Teatreat al leyenda del folk pop es todo un acontecimiento.
‘Sunshine Superman’ se convirtió en 1966 en canción quintaesencial del advenimiento de la era hippy