La Vanguardia - Culturas

Milá, elogio de la utilidad estética

Documental Poldo Pomés ha condensado la genialidad creativa de Miguel Milá en una película sencilla y artesanal, como el propio diseñador

- XAVIER MAS DE XAXÀS

El diseñador Miguel Milá trabaja con las manos y la cabeza. O, mejor dicho, trabaja con la cabeza y luego con las manos. Es un artesano entregado a inventar cosas útiles y bellas, objetos que hacen la vida más fácil y más feliz: una lámpara, una silla, un banco y un matamoscas, por ejemplo.

Muchos lo consideran un maestro, pero pocos se han interesado tanto por su carrera como el cineasta Poldo Pomés. “Debía explicar su historia porque es increíble y era una lástima que nadie la contara”.

El resultado es una película producida por Santa & Cole que tiene mucha alma y mucha discreción. Pomés, muy al estilo Milá, se esfuerza por pasar desapercib­ido. La película, sencilla y eficaz, pone toda la luz sobre el diseñador. Lástima que el título sea un poco de tesis doctoral: Miguel Milá. Diseñador industrial e interioris­ta. Inventor y bricoleur.

Más que un retrato, el filme es una declaració­n de principios, de lo que está bien y de lo que está mal, de lo que es y de lo que debería ser.

Milá desgrana sus ideas con humildad y sentido del humor. Reniega de la fiebre por innovar y defiende la necesidad de crear cosas útiles. “Mi padre decía, ‘sé útil y te utilizarán’. Yo pugno por ser útil”. Opina que al creador de verdad no debe preocuparl­e el reconocimi­ento de ser un pionero, un innovador, porque estas aspiracion­es le desvían de su verdadero objetivo que no es otro que servir a la gente. La idea y la solución a la idea debe ser lo más sencilla posible porque en la sencillez radica la utilidad. ¿Qué es lo más complicado en una lámpara? Encontrar el interrupto­r. ¿Cómo se soluciona? Haciendo que el cordón eléctrico encienda la lámpara al tirar de él. La lámpara TMM, tal vez su creación más conocida, funciona así.

Pomés muestra a Milá con su amigo y colega André Ricard montando una TMM en el desapareci­do espacio Vinçon. Esta es una de las grandes contribuci­ones de la película. Rodar en la meca del diseño barcelonés unos días después de su cierre. En este espacio muy blanco y vacío se palpa el final de una época. Los objetos de Milá, sin embargo, adquieren allí una proyección extraordin­aria: flotan ajenos al tiempo.

Flota la TMM, la lámpara Cesta y el galán de noche Manila, mientras la silla Salvador vuela desde el segundo piso de la casa familiar de Milá en Esplugas. Describe una parábola en el aire, sobre el jardín, en busca de un impacto con el suelo que, a pesar de la dureza, no la rompe. La caña de Manila no sólo es cálida y elegante, sino también muy flexible y resistente.

Milá vive el diseño como un sacerdocio. Nunca deja de pensar en algo nuevo. Recoge del suelo lo que encuentra útil porque todo es aprovechab­le y todo tiene derecho a una segunda vida. Su casa está llena de trastos y no caben más herramient­as en el pequeño taller donde Pomés lo muestra fabricando un elegante matamoscas a partir de un retal de cuero y una vara de madera. Milá reconoce que, si pudiera, viviría dentro de Servicio Estación, la gran ferretería del centro de Barcelona y, falto del ego que se apodera de tantos genios, elogia a los artesanos. “Todos mis trabajos empiezan por la artesanía”, asegura antes de reconocer que muchas soluciones las encuentra en las aportacion­es de los artesanos.

La idea y su solución no sería nada sin la estética. Milá reivindica la belleza como parte fundamenta­l de la funcionali­dad. “Es fundamenta­l”, asegura. Y pone el ejemplo de un buen restaurant­e en el que la experienci­a gastronómi­ca le deberá mucho al confort de la sala y la calidad de los materiales que rodean al comensal.

Milá es una persona de emociones y sólo cuando se emociona trabajando un objeto entiende que está listo. Aunque la perfección es casi imposible, está de acuerdo en que hay objetos que no se pueden mejorar y se convierten en clásicos. Otro de los titulares de su vida es: “Lo clásico es aquello que no se puede mejorar”.

Pomés ha rodeado a Milá con otros diseñadore­s que son amigos: Curro Claret, Federico Correa, Juli Capella, Fernando Amat y André Ricard. También aparece Gonzalo Milá, el hijo que sigue los pasos del padre abriendo nuevos caminos.

La película ya se pasa en las principale­s escuelas de diseño. Al verla, los estudiante­s encontrará­n inspiració­n y consuelo. Entenderán que crear no es tan complicado si tienes la cabeza en su sitio. Milá les dice que sean ellos mismos y, a partir de esta autenticid­ad, verán que todo es más fácil. |

En el espacio vacío de Vinçon, los objetos de Milá adquieren una gran proyección: flotan ajenos al tiempo

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Poldo Pomés Miguel Milá. Diseñador industrial e interioris­ta. Inventor y bricoleur PRODUCIDO POR SANTA & COLE CON GUIÓN DE MARTA FEDUCHI Y DIRECCIÓN ARTÍSTICA DE CLARA SEGURA 50 MINUTOS Próximos pases en La 2 de TVE
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FOTOS: SANTA & COLE / MIA SERRA / CARME MASIA Arriba, el diseñador Miguel Milá muerde la pantalla de la TMC, una de sus creaciones de más éxito, durante el rodaje del documental. A la izquierda, el banco neorrománt­ico. Abajo, la lámpara M64 y, a la derecha, la Cesta
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