En las entrañas de la BNE
En el año 2013, con motivo del tricentenario de la Biblioteca Nacional de España, la entonces directora Glòria Pérez Salmerón me encargó un ciclo de encuentros con autores, que centramos en el tema “El libro como universo”. Por él desfilaron Marc Fumaroli, María Kodama, Mario Vargas Llosa, Alberto Manguel, Enrique Vila-Matas, Jacobo Siruela, Laura Freixas o Carlos Ruiz Zafon. El día de la charla solíamos almorzar, invitado y organizadores, en un comedor privado, y así conocí muchas historias de la casa. El ciclo me permitió familiarizarme con las interioridades de la BNE, fascinante espacio con estructuras laberínticas e interminables pasillos-librería llenos de joyas secretas, por el que han desfilado directores como Bretón de los Herreros, Hartzenbusch o Menéndez y Pelayo, y que además de programar magníficas exposiciones cuenta con un didáctico “museo del libro” del que Barcelona, tristemente, carece, pese a su poderío bibliotecario y editorial.
Pocos meses atrás la filóloga Rosa Navarro Durán me había explicado su teoría sobre la supuesta falsificación del clásico medieval Curial e Güelfa por parte del erudito de Vilafranca Manuel Milà i Fontanals (precisamente el maestro de Menéndez y Pelayo), que como todas las tesis conspirativas resulta de entrada más sugerente que cualquier otra. Así que aproveché mi estancia en la BNE para pedir que me mostraran el manuscrito, y con el fotógrafo Asís G. Ayerbe realizamos el reportaje fotográfico que pueden ver en las páginas finales de este suplemento. Inédito hasta ahora, lo hemos rescatado para ilustrar el completo texto que dedica Albert Lladó a la actualidad de la polémica sobre Curial e Güelfa, tras las nuevas atribuciones sobre su autoría. Lladó da la voz a tres versiones, la del investigador Abel Soler, la de la profesora Lola Badia y la citada de Rosa Navarro Durán.
Obviamente resulta difícil llegar a una conclusión sobre esta fascinante intriga bibliófila. Pero aún reconociendo las grandes dudas que plantea la tesis de la falsificación, las propuestas no conspirativas también acaban encallándose en un punto concreto. ¿Cómo y por qué aparece de pronto una novela catalana medieval completa, de calidad evidente pero de la que no había noticia hasta entonces, en plena década de los 70 del siglo XIX, y en las entrañas de la BNE de Madrid?