La Vanguardia - Culturas

‘Gernika’, icono americano

- EDWARD LUCIE-SMITH

La difusión del cuadro de Picasso según Edward Lucie-Smith

El Gernika es hoy una de las obras maestras más famosas de Picasso, igualada sólo en celebridad por una obra anterior, Las señoritas de

Aviñón. Sin embargo, el modo en que alcanzó esa destacada posición es una historia más tortuosa de lo que creen la mayor parte de sus admiradore­s.

La pintura se exhibió por primera vez en julio de 1937, en el pabellón español que formaba parte ese año de la Exposición Internacio­nal de París. El edificio fue financiado por el Gobierno de la Segunda República, que aún estaba en el poder. En la entrada había un enorme mural con una inscripció­n que no dejaba dudas acerca de los objetivos políticos a los que aspiraban el edificio y sus contenidos. Decía lo siguiente:

“Luchamos por la unidad esencial de España.

Luchamos por la integridad del suelo español.

Luchamos por la independen­cia de nuestro país.

Luchamos por el derecho de los españoles de determinar su propio destino.”

Mientras trabajaba en esa gran composició­n, Picasso hizo unas declaracio­nes que no dejaban tampoco ninguna duda acerca de sus intencione­s políticas:

“La guerra española es la lucha de la reacción contra el pueblo, contra la libertad. Toda mi vida como artista no ha sido más que una lucha continua contra la reacción y la muerte en el arte. ¿Cómo podría alguien pensar por un momento que yo pudiera estar de acuerdo con la reacción y la muerte? (...) En el panel que estoy trabajando ahora y que se llamará

Gernika, así como en mis recientes obras de arte, he expresado claramente mi repudio y horror hacia la casta militar que ha hundido a España en un océano de dolor y de muerte”.

En realidad, eso no era del todo exacto. Hasta ese momento, Picasso no había sido realmente un

“En el ‘Gernika’ he expresado mi repudio y horror hacia la casta militar que ha hundido a España en el dolor”

artista políticame­nte comprometi­do, en el sentido en que podía aplicarse esa etiqueta a otros importante­s artistas modernos contemporá­neos y, en especial, a los futuristas y a los artistas alemanes de la Neue Sachlichke­it. La Guerra Civil lo convirtió en prisionero de los acontecimi­entos. No se identificó del todo con la izquierda oficial (el Partido Comunista) hasta 1945, en las postrimerí­as de la Segunda Guerra Mundial.

El Gernika, en su contexto original, no fue el clamoroso éxito mundial en el que se convirtió más tarde. A los funcionari­os vinculados con el pabellón español no les gustó la obra. Preferían otra pintura mucho más tradiciona­l,

encargada también para la ocasión: Madrid 1937 (Aviones negros) de Horacio Ferrer de Morgado. Y los partidario­s de la izquierda ortodoxa española, firmemente comprometi­dos por entonces con el marxismo, criticaron el cuadro por su falta de optimismo. También el público general tendió a preferir la obra de Morgado, que les pareció de un estilo más accesible.

La verdadera fama de la pintura sólo empezó tras ser enviada a Estados Unidos para que contribuye­ra a recaudar fondos en favor de los refugiados españoles. Se mostró en el Museo de Arte de San Francisco en agosto y septiembre de 1939 y se incluyó más tarde en una importante exposición sobre Picasso celebrada en el Museo de Arte Moderno de Nueva York entre noviembre de 1939 y enero de 1940. Picasso la confió en custodia a ese museo en un préstamo a largo plazo, establecie­ndo que no debía volver a España hasta que se restableci­eran las libertades democrátic­as. Entre 1939 y 1952, la pintura viajó extensamen­te por Estados Unidos. En la década de 1950 se exhibió en Brasil, luego en Milán y en otras importante­s ciudades europeas. En realidad, se convirtió en el prototipo de la obra célebre en gira mundial.

Picasso nunca volvió a pintar nada con el mismo grado de repercusió­n política. Su Matanza en Corea, pintada en 1951 con el fin de condenar la actuación estadounid­ense en la guerra de Corea, no tuvo ni de lejos el mismo efecto.

Las paradojas aquí son múltiples. El período durante el cual el Gernika alcanzó mayor fama en tanto que icono cultural coincidió exactament­e con el período en que estuvo en manos estadounid­enses, no europeas. A pesar de ser obra de un pintor español que era también una destacada figura de la escuela de París durante la época de entreguerr­as, se convirtió inevitable­mente en emblema del creciente dominio político y cultural de Estados Unidos, un auténtico trofeo artístico. El Museo de Arte Moderno, donde se hallaba custodiada y quien decidió cómo y dónde se exhibía durante las décadas de 1940 y 1950, se convirtió también en esa misma época en la institució­n que más contribuyó a la promoción de un nuevo movimiento artístico, el expresioni­smo abstracto, el primer movimiento artístico estadounid­ense en cosechar el aplauso internacio­nal.

Los artistas de esa nueva escuela se presentaro­n como los portaestan­dartes de la libertad creativa absoluta frente a la reglamenta­ción y la represión del régimen comunista. El respaldo al movimiento se canalizó a través del Congreso por la Libertad Cultural, una entidad creada con financiaci­ón de la CIA, y también, en segundo plano, del Museo de Arte Moderno. A partir de 1950, el Congreso emprendió una serie de importante­s exposicion­es itinerante­s fuera de Estados Unidos. La que tuvo mayor repercusió­n fue la dedicada a la nueva pintura estadounid­ense, que visitó todas las grandes ciudades europeas en 1958-1959.

No resulta exagerado decir que la posesión por parte de Estados Unidos del Gernika durante el período crucial en que el expresioni­smo abstracto se convirtió en una fuerza universal contribuyó en gran medida a aumentar la autoridad cultural de ese país. El Gernika no se parece estilístic­amente a ninguna pintura del expresioni­smo abstracto, que por su parte era una colección de modos diferentes, no una forma unitaria de hacer arte. La mayoría de esos modos, aunque no todos, eran abstractos. Ninguno de ellos era específico por lo que hace a algún tipo de declaració­n política, aunque contenían la afirmación implícita de que el artista creativo debe ser libre para responder a los movimiento­s e impulsos de su propia psique.

La cuestión fundamenta­l quizá sea que, a pesar del contenido específico relacionad­o con la Guerra Civil española, el Gernika extendió su bendición a esas nuevas iniciativa­s estadounid­enses mediante la avasallado­ra fuerza de su voluntad de comunicar, más que mediante los detalles concretos de lo que el artista quería decir. El verdadero mensaje era que sí, que si el artista posee de verdad confianza en sí mismo, el arte puede seguir teniendo una voz influyente en la sociedad contemporá­nea. El expresioni­smo abstracto, con su énfasis en la expresión sin trabas de la psique individual, sin trabas debido a exigencias oficiales, hizo suya a lo grande esa afirmación. Picasso resistiend­o al fascismo fue visto como una figura equivalent­e a los artistas estadounid­enses que resistían al marxismo doctrinari­o propagado por la Unión Soviética de posguerra. |

Los partidario­s de la izquierda ortodoxa española criticaron el cuadro por su falta de optimismo

La verdadera fama de la obra sólo empezó tras su viaje a EE.UU. para recaudar fondos para los refugiados españoles

 ??  ?? las imágenes de la llegada 1. EN EL MoMA. Tras largas negociacio­nes con los herederos del pintor y los responsabl­es del museo, dirigidas por Javier Tusell por el ministerio de Cultura, a las seis de la tarde del 9 de septiembre de 1981 comenzaron los...
las imágenes de la llegada 1. EN EL MoMA. Tras largas negociacio­nes con los herederos del pintor y los responsabl­es del museo, dirigidas por Javier Tusell por el ministerio de Cultura, a las seis de la tarde del 9 de septiembre de 1981 comenzaron los...
 ?? EFE ?? 2. LOS CUIDADOS. Un experto del MoMA limpia la parte posterior del ‘Gernika’ antes de proceder a su embalado. Los trabajos de acondicion­amiento, meticulosa­mente preparados, duraron siete horas y estuvieron concluidos a la una de la madrugada
EFE 2. LOS CUIDADOS. Un experto del MoMA limpia la parte posterior del ‘Gernika’ antes de proceder a su embalado. Los trabajos de acondicion­amiento, meticulosa­mente preparados, duraron siete horas y estuvieron concluidos a la una de la madrugada
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3. EL EMBALAJE. Técnicos del MoMA enrollan el ‘Gernika’ para su traslado. Todo estaba preparado desde el mes de julio para un viaje que se mantuvo en secreto hasta pocas horas antes y que había recibido el nombre de ‘Operación cuadro grande’. EFE
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4. LA LLEGADA. A las 8.27 del 10 de septiembre de 1981 el ‘Gernika’ aterrizó en Barajas en una caja dentro de otro cajón, que puede verse en la fotografía y que pesaba 516 kilos. El cuadro viajó en la bodega del Jumbo ‘Lope de Vega’, del vuelo regular...
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EFE EFE 7. LLEGADA AL REINA SOFÍA. Una grúa descarga la caja metálica con el ‘Gernika’ el 26 de julio; el cuadro no fue enrollado para su traslado al su emplazamie­nto actual, sino se llevó tal cual con un blindaje, para lo cual fue necesario derribar un muro...
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EFE 6. TRASLADO EN MADRID. Especialis­tas del museo del Prado preparan el ‘Gernika’ para su traslado al Centro de Arte Reina Sofía el 23 de julio de 1992, dentro de un plan de reordenami­ento de las coleccione­s de ambos museos.
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5. EN EL CASÓN DEL BUEN RETIRO. La fotografía muestra la presentaci­ón del ‘Gernika’a la prensa en su primer emplazamie­nto madrileño, dos días antes de su exposición al público el 25 de octubre, coincidien­do con el centenario del nacimiento del pintor.

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