Entrevista a Gemma Lienas, autora y diputada en el Parlament de Catalunya
Dice que cuando vuelva a nacer será neuropsiquiatra, por la fascinación que siente por el cerebro humano. De ahí que dé tanta importancia a la construcción psicológica de los personajes de sus novelas como la Carlota, la más popular de sus protagonistas. Autora de más de 90 novelas y traducida a más de diez idiomas, Gemma Lienas (Barcelona, 1951) es una de las firmas más representativas del libro infantil y juvenil en Catalunya, un sector sobre el que se muestra “desgraciadamente pesimista”. De ahí que forme parte de la asociación de Autors i Autores en Perill d’Extinció de la que forman parte 115 firmas, entre ellas Maite Carranza, Andreu Martín o el propio Sierra i Fabra.
¿Cuáles son los principales problemas que afectan al sector?
Muchos jóvenes van a leer a plataformas online. De hecho ya hay adolescentes que sólo leen en estas plataformas. Esto no ayuda a cultivar el gusto por la lectura, sólo a leer determinadas cosas que no siempre son las mejores, pero no crean un hábito lector. Faltan criterios de lectura.
La exitosa novela de Anna Todd, ‘After’, salió de la plataforma Wattpad. Las editoriales también ejercen su papel.
Cierto. Siento decirlo, pero la culpa es de todos. Las editoriales han comenzado a publicar libros de blogueros que escriben fatal, pero como tienen seguidores, saben que se venderán. Después hay editoriales, y cada vez más, que están haciendo libros para niños y libros para niñas, y eso es terrible. Las editoriales han marcado unas líneas que no son las que tenían antes y las escuelas también.
¿Las escuelas?
Las escuelas han tirado la toalla a la hora de implicar a los niños en la literatura, en la lectura, en la compra de libros. Influye la socialización de los libros –el aprovechamiento de ejemplares que están en buen estado de curso a curso– que se ha ido imponiendo, también por la presión de padres y madres que no quieren comprar libros. Aparentemente todo empieza con el libro de texto, sobre lo que no quiero discutir, pero el tema ha pasado también a las novelas. Las editoriales han dejado de pagar las charlas en las escuelas porque antes se hacía comprar un libro a cada niño. Ahora ya no. Te piden que las des gratis y es también curioso que no se den cuenta de que nosotros vivimos de nuestros libros y del trabajo asociado a ellos. Si no compran libros y no se pagan las charlas, ¿de qué deben pensar que vivimos?
¿Es el resultado de un cambio de la manera de leer de los jóvenes?
No es tanto que a los jóvenes les interesen otros temas o libros, es la sociedad la que ha cambiado. Ahora todo va muy deprisa y hay muchos estímulos. No tienen sólo la lectura para distraerse; tienen ordenadores, videojuegos, redes sociales... Se puede ver cada día en el metro: antes la gente iba leyendo, ahora todos jugando. Esto implica un cambio que también afecta a nuestros chicos.
¿Y en cuanto a los escritores?
Pues cada vez hay más escritores que tienen que dejar de escribir y buscarse otro trabajo porque realmente la situación es muy grave. Si los editores publican blogueros que hacen un libro y después ya está; si los editores no cuidan la literatura infantil y juvenil de aquí y acaban contratando libros de fuera; si los libreros tampoco la cuidan –si vas a muchas librerías las mesas de infantil y juvenil están llenas de autores extranjeros, no hay ni uno de los nuestros. Vas a Francia y esto no pasa–; si padres y madres no quieren comprar libros... Todo esto genera una situación muy complicada que en el futuro dará problemas graves. Niños que no compran libros serán adultos que tampoco consumirán cultura.
Es diputada en el Parlament desde octubre del 2015 por Catalunya Sí que es Pot. Algo podrá hacer, ¿no?
Hace poco tuve una reunión con la Associació d’Editors en Llengua Catalana para hablar del problema que representa el hecho que los chicos no compren libros. Ellos también lo ven como un problema. Por eso estoy trabajando en una iniciativa que llevaré al pleno del Parlament para que se pueda modificar esta situación.
Su personaje más popular es Carlota. ¿Quién es?
Es en parte mi álter ego. Tiene el carácter que yo tenía con 14 o 15 años: una persona con muchas inquietudes, con ganas de hacer cosas. Vivía en otra sociedad, mucho más patriarcal y rígida. Estamos hablando de los años de la dictadura con familias mucho más cerradas que las de ahora. Pero yo era Carlota, con muchas ganas de cambiar el mundo.
Y vinieron sus diarios.