Aquella vuelta al orden
El ‘nuevo clasicismo’ en la pintura italiana
Un año antes de que Picasso, que siempre era el primero en todo, creara el telón para el ballet Parade de Diáguilev (1917) en lo que sería un primer paso para alejarse del cubismo, Gino Severini retrató a su mujer y a su hija como si se tratara de una maternidad. Severini formaba parte de los cubistas que permanecieron en París durante la Primera Guerra Mundial, tal como se pudo ver en la pasada exposición del museo Picasso de Barcelona Cubismo y guerra.
La muestra acababa ya con los artistas abandonando las vanguardias artísticas, aquellas que habían coincidido con el mayor enfrentamiento bélico del que se tenía noticia. Severini incluso había perdido un hijo en 1916, en un invierno especialmente frío y miserable en la capital francesa. No es de extrañar que acabaran anhelando un “retorno al orden”.
Y esta vuelta al clasicismo, centrada en los artistas italianos, es el motivo de la exposición Retorno a la belleza en la fundación Mapfre de Madrid. No ocurrió sólo en aquel país: Picasso se volvió hacia la tradición grecolatina, Renoir hizo otro tanto, como también se pudo ver en la Mapfre, esta vez en Barcelona, el pasado año. En Italia, un grupo de artistas, muchos de los cuales habían estado en el frente, dieron paso a nuevas tendencias pictóricas que tenían en común su rechazo a lo más radical de las vanguardias, su regreso a la serenidad asociada con la belleza en los cánones clásicos, la inspiración en los maestros antiguos, su interés por las técnicas tradicionales. Así, volvieron a primer plano el oficio y los géneros, los paisajes, las naturalezas muertas, el retrato, los desnudos y maternidades, pero en sintonía con los nuevos tiempos: Giorgio de Chirico alumbró la pintura metafísica, a la que se adscribirían su hermano Alberto Savinio, Carlo Carrá y Giorgio Morandi, en la que las referencias al tiempo y al espacio desaparecen y crean una sensación onírica. Otros formaron el grupo Novecento, y unos más se inclinaron por el realismo mágico.
Novecento tuvo su punto de partida en el ensayo de la crítica de arte Margherita Sarfatti Dal moderno all’eterno, pero en realidad no hubo una exposición o manifiesto que marcara el inicio de esta nueva sensibilidad, compartida por todos los pintores de los diferentes grupos y que sintoniza con lo que estaban haciendo también artistas como Picasso, Derain o Hopper. Los pintores del Novecento, Mario Sironi y Achille Funi entre otros, se mueven entre el cubismo, del que proceden algunos, como Severini, y los maestros clásicos, del Tresento i el Quattrocento... Huyen de cualquier apasionamiento, de todo lo que pueda resultar oscuro, practican un dibujo limpio, sencillo en las composiciones. Los artistas del realismo mágico, como Antonio Donghi, practican el retrato con una síntesis de la metafísica y el naturalismo. Una búsqueda que a algunos les llevará a posiciones cercanas al fascismo. Y es que otra guerra estaba en ciernes, y con ella, otra vuelta de tuerca al arte y sus significa dos.
Retorno a la belleza. Obras maestras del arte italiano de entreguerras
FUNDACIÓN MAPFRE. MADRID. WWW.FUNDACIONMAPFRE.ORG. HASTA EL 5 DE JUNIO