Actuar para la cámara
Una actriz dice mirando a la cámara que “ahora somos versiones de imágenes que son versiones de nosotras, sin alcanzar ninguna simetría”. Habla para nosotros a través de su teléfono móvil y ocupa la pantalla principal de la nueva instalación de Mabel Palacín (Barcelona, 1965) en la galería Àngels Barcelona. Lee un manifiesto o protocolo que establece las acciones que han de realizarse para moverse en un mundo “cinematizado”, en el
que las cámaras se han convertido en una prótesis. Se trata de uno de los resultados de la investigación y la reflexión que Palacín lleva a cabo sobre la relación que mantenemos con las imágenes y cómo estas nos crean la realidad en la que vivimos.
La artista se sintió siempre atraída por la imagen técnica, o sea, la que se produce y se reproduce con una máquina. Mientras estudiaba Historia del Arte, a la reflexión se unió la práctica y comenzó sus primeros proyectos. Desde entonces, ha trabajado con todas las posibilidades de la imagen. En el 2011 representó a Catalunya y las Baleares en la Bienal de Venecia, con el proyecto 180º, que le valió el reconocimiento de la crítica. Vive en Milán aunque visita Barcelona con frecuencia.
No sólo ha asistido a la revolución digital que ha propiciado fenómenos como YouTube, sino que también los ha añadido a su práctica artística. El vídeo que ha realiza- do para su última exposición se complementa con otros 28 extraídos de internet. Todos están realizados con teléfonos móviles y “cuentan historias que son consecuencia del desarrollo tecnológico –explica–. Las podemos contar ahora, nunca antes las hubiéramos imaginado, porque las imágenes nos están imponiendo unas formas de vida muy concretas”.
Un adolescente se graba mientras se viste decenas de camisetas y sudaderas para comprobar cuántas piezas de ropa es capaz de ponerse, otro se coloca en la sien una pistola representada en la pantalla de un teléfono mientras que en el resto de los vídeos pueden verse máscaras antiguas, sótanos repletos de objetos viejos, un soplete intentado fundir unas tijeras o a alguien que se esfuerza por destruir un móvil: un repertorio de escenas que, “como fotografiar los platos de comida, o hacernos selfies”, probablemente nadie haría si no nos hubiéramos convertido en actores constantemente filmados. Para Palacín, esta aparente generalización o democratización no significa “que todo el mundo tenga acceso a ello, ni que se haga de una manera totalmente consciente o libre. Hay una serie de condicionantes que ya vienen del mismo aparato”. Por eso recuerda que también existe la posibilidad de reflexionar y salirse de lo marcado, como sugiere la actriz que nos interpela desde la pantalla.
Mabel Palacín
The missing link
ÀNGELS BARCELONA. BARCELONA. WWW.ANGELSBARCELONA.COM. HASTA EL 9 DE JUNIO