De mitos, sirenas y fareros
Novela ‘Golpes de mar’, del escritor y periodista cultural Antón Castro, reaparece en una versión aumentada y corregida. Un libro espléndido
Resulta curioso constatar cómo un imperio de ultramar tan importante como el español no ha dado ni siquiera una literatura de tema marino digna detenerse en cuenta, a diferencia del portugués que cuenta con Os Lusíadas como su gran poema épico o el británico, pródigo en una literatura marina fascinante. Hay casi que esperar al siglo XX para que en contados autores, Pío Baroja, sobre todo, o Ignacio Aldecoa –referencias hay en la narrativa de Álvaro Cunqueiro y Alfredo Conde– aparezca este tema con todas las de la ley aun sea de manera marginal dentro del corpus lite- rario. De ahí la importancia que en su momento tuvo la aparición de
Golpes de mar (2006), que ahora aparece de nuevo corregida y aumentada, de Antón Castro (Lañas, 1959), escritor y periodista cultural afincado desde hace años en Zaragoza pero que escribe indistintamente en gallego, Vida e morte das baleas, Alenda da cidade asolagada, o en castellano, donde nos encontramos títulos tan significativos, dentro ya de una obra pródiga, con libros como El testamento de amor de Patricio Julve, Los seres impo
sibles o El álbum del solitario, de los que gocé en su día con curiosa fruición. Vuelvo de nuevo a las páginas de
Golpes de mar y de nuevo vuelvo a recuperar sensaciones parejas a las que dejó la primera lectura del mismo. Antón Castro, que gusta de ciertos estilos de su tierra de adopción, pensemos por un momento en los textos dedicados a Javier Tomeo, semuestra en estos relatos acompañado de la espléndida parafernalia literaria gallega, aquella que va de Valle Inclán aCunqueiro y que se nutre de la fascinante literatura oral de aquel rincón del noroeste, verdadera madre nutricia de su literatura escrita.
Castro no sólo no rehúye de esa tradición sino que estos relatos resultan ser a veces trasuntos escritos de leyendas escuchadas con fervor y estupor, esas leyendas cuya característica es la de intentar estar por encima del tiempo, colocarse en la etapa intemporal del mito, así, el bosque de Cecebre en Wenceslao Fernández Flórez, así, los libros todos de Cunqueiro, así, las bastardías geniales deValle, así, el universo fantasmagórico de
La saga fuga de J.B., de Torrente Ballester, y Antón Castro lo consigue de un modo sabio mezclando personajes presentes en los relatos, que son independientes, haciendo,
El autor celebra la tradición literaria gallega con eternos avatares de los relatos marítimos de la zona
porejemplo, queel protagonista de uno de ellos pase a ser secundario en otro distinto. Crea, de este modo, una persistente galería de personajes que se mantienen en la cabeza del lector con ánimo de impresionar por sus ocurrencias y dislates.
Por este libro pasa la Galicia marinera, la del relato, tremendamente cotidiano, del niño que pierde a su padre en un golpe de mar mientras recoge percebes; la del marinero ciego que se inventa historias de ballenas; los infinitos avatares de los navegantes, eternos Ulises sin saberlo; la de la mujer que se transforma en piedra de tanto esperar; historias de ciudades sumergidas, como la de Gomorra, en laría de Cor cubión, como el puerto de Caión, ciudad que envuelve la historia de amor de Alba y Buxán en Destino de Lamia; las historias que desde ese puerto cuenta Buxán, el farero, historias de mujeres esperando años al marido mientras peinan la playa; la mujer que se embaraza superando el espacio y el tiempo cuando el amante está ausente, en Memoria de Elba... En fin, un espléndido libro, que no tuvo en su momento el acogimiento que se merecía. |