“Cada vez que pinto es un autorretrato”
Es una artista reclamada: tras el estreno en el Festival Rossini de Pesaro, tocaba ultimar los detalles de la exposición de Barcelona y la que prepara para el Museo de Arte Contemporáneo de A Coruña. En el ínterin nos responde desde Lisboa. Demuestra por qué quienes la conocen dicen que una de las claves de su éxito está en su personalidad subyugante. Siempre responde afablemente.
Su adolescencia transcurrió en El Masnou. Allí hizo su primera exposición. ¿Qué recuerda de esta época?
El Masnou es, para mí, mi casa. Es mi adolescencia feliz, con mi madre, a quien quería muchísimo. Con El Masnou empezó mi segunda oportunidad en la vida. La primera exposición fue emocionante, era un símbolo de respeto de los demás hacia mí, y para mí misma a la vez un reto y un logro.
Miquel Villà vivía en el Masnou y es uno de los principales representantes del fauvismo en este país. ¿Qué le enseñó?
De él aprendí la disciplina del color y el adiestramiento de las líneas. Que en la nada está la magia, que el caos es poner orden al aburrimiento. De él aprendí que pintar para algunos es una necesidad.
¿Cree que su infancia ha condicionado su obra posterior? ¿De qué manera se relacionan el pasado y la evolución en su trabajo?
Todo está conectado, estamos hechos y formados por las experiencias: buenas, malas, agradables, inesperadas... Somos una acumula-
ción de hechos. Yo, como artista, debo considerar todo lo que he vivido y tomarme todo mi pasado en serio. Todo aquello que entiendo puedo retratarlo. Mi trabajo es un abanico de la memoria física y mental. Y con mi intuición intento estar en el presente.
¿Siente que por fin se reconoce su trabajo en España después de tantos años de éxito internacional?
Sí, y esto me hace intensamente feliz.
¿Le afecta de alguna manera que se hable de su infancia o de su pertenencia a la etnia gitana?
Sí, me afecta. Entiendo que para la prensa es una historia que vende, pero creo que lo que la gente necesita es belleza, poesía, una confirmación de que vale la pena perseguir los sueños.
Usted ha contado la emoción que sintió al descubrir Rubens y Goya en el Prado, pero ¿qué le aportó la formación en Holanda?
Holanda es un país donde el ambiente cultural está muy desarrollado y apoyado. Las innovaciones artísticas siempre han sido toleradas aquí y bienvenidas. En los años ochenta, cuando llegué para estudiar en la academia Rietveld de Ámsterdam, se respiraba en las calles una ciudad multicultural, que me impresionaba tremendamente. La tolerancia, la ética de Spinoza, se respiraban por las esquinas. La luz de mis maestros admirados, Vermeer, Frans Hals. Los grandes visionarios, los flamencos. La luz de la vela capturada por Rembrandt. Era un mundo que marcó mi futuro.
¿Por qué decidió quedarse en La Haya? ¿Se ha planteado alguna vez volver a España? ¿Qué relación mantiene con Barcelona y España?
Me quedé por la comodidad de lo que los humanos construimos. Nuestro pequeño núcleo, nuestro barrio, la gente que conocemos, los amigos de mis hijos. El supermercado de la esquina donde puedes entrar descalza sin que se sorprendan porque saben que esa es Lita. Todo eso hizo que me quedara. Los años pasan, y pasan tan rápido… Pero ¡sí! Volveré a España cuando me haga mayor, cuando crezca. Creo que siempre volvemos al lugar que nunca hemos abandonado.
¿Cree que el artista está obligado a tener algún tipo de compromiso con su sociedad?
En la historia, el arte siempre ha
La gente necesita belleza, poesía, confirmación de que vale la pena perseguir los sueños
marcado el compás del ser humano. El arte es el ojo de la inteligencia. Es eltestimoniodenuestrascatástrofes y victorias. No se puede cuestionar si el artista está comprometido o no. Los artistas trabajamos con todos los matices de la ética, se representan los claroscuros de la sociedad. El arte nos convierte en soldados para resguardar y recordar la importancia de la ética en la humanidad.
De su obra siempre se subraya su componente psicológico, por su manera de mostrar el sentimiento humano en los retratos. ¿Qué encuentra en la figura humana?
En la figura humana encuentro la posibilidad de contar mis pequeñas historias, de visualizar cortos poemas, de practicar mi empatía, de hacer ejercicios de ternura, de enfrentarme a mis fantasmas, de encontrarme una y otra vez inesperadamente en la piel del otro. Me hace sentir parte de la humanidad.
¿Ha hecho su autorretrato?
Cada vez que pinto es un autorretrato. Es una ilusión que retratamos aquello que no conocemos. La empatía no va más lejos que la imagen reflejada en el espejo.
En la figura humana enla posibilidad de contarmis pequeñas historis, de visualizar cortospoemas