La Vanguardia - Culturas

Ecos de una época

Coinciden en librerías dos obras de no ficción de testimonio­s de primera mano surgidos de una etapa crucial de la cultura catalana, los años veinte y treinta. Del poeta Màrius Torres teníamos noticias por el volumen de ‘Cartes’ que le dirigió su amigo Joa

- JORDI AMAT

El epistolari­o de un sanatorio y un viaje por Oceanía

26 de diciembre de 1936. Plena guerra. Joan Sales –24 años, profesor de las oficinas de enseñanza de catalán de la Generalita­t– escribía a una chica con quien no hacía mucho mantenía amistad por correspond­encia. “Me hablas de este ilergeta que usurpa cerca de ti, en el sanatorio, un lugar que en buena lid querría para mí”. Ella es Mercè Figueras. Nacida en Girona, 28 años, casi siempre enferma. Hacía muchos meses que estaba en Puig d’Olena, un sanatorio para tuberculos­os recién estrenado, moderno, a la europea. Escribir y recibir cartas era una forma de pasar las curas que parecían no tener fin. Con Sales se había empezado a cartear porque él era compañero de trabajo de su hermana Esperanza. En sus palabras ella encontraba vida y él usaba el espacio de la carta privada para profundiza­r en su mundo y madurar como escritor. “Viajamos del nacimiento hacia la muerte: toda la vida es el viaje de un moribundo”.

Son las cartas que encabezan uno de los grandes libros de Sales: las filológica­mente inquietant­es Cartes

a Màrius Torres. Porque era Torres, ingresado también en el sanatorio, el leridano de 26 años a quien Sales se refería con dulzura como un usurpador. Ellos dos, Torres y Salas, también han empezado a cartearse. Era ella quien los había puesto en contacto durante una de las visitas al sanatorio que Sales hacía con su esposa, Núria Folch.

Con otros enfermos, pocos, en aquellas peculiares circunstan­cias, tan aislados de todo y con la muerte rondándolo­s permanente­mente, Torres y Figueras se encontraba­n en los pasillos, en el comedor o la biblioteca y compartían un círculo informal y esencial de amistad –lecturas, música, conversaci­ones sobre salud–. Este círculo tenía su translació­n escrita en la correspond­encia con Sales. Era un triángulo íntimo, extremadam­ente intenso, donde pronto prendió la llama de una amistad pura y de fronteras difusas entre los dos enfermos. No era una montaña mágica. Aquel ámbito Torres lo bautizaría como “nuestro valle”. Conviviend­o en un mismo espacio, limitados por un reglamento estricto, la relación sería de preocupaci­ón mutua, introspecc­ión compartida, religiosid­ad, humor, fervor sentimenta­l que nunca parece desplegars­e del todo. Hay amor hasta cierto punto, compañía, una extraña forma de fidelidad y hay fe que no osa proclamar la esperanza de sobrevivir.

Algunos de los poemas simbólicos más hondos de Torres –empezando por Cançó a Mahalta– la tenían a ella como destinatar­ia. No era un secreto. Pero no eran sólo poemas. También más cartas. Muchas. Centenares. 500 cartas. En esta edición se han reproducid­o 116, más de la mitad correspond­ientes al año 1937 y mayoritari­amente redacta-

Fue Joan Sales quien puso en contacto a Torres con Mercè Figueras en una de sus visitas al sanatorio

das por Torres, que es quien cierra la recopilaci­ón con una despedida imprevista. “¡Ven pronto conmigo!”. Es muy emocionant­e. Màrius Torres moriría al cabo de un sólo un mes, a finales de 1942, en plena posguerra. Margarida Prats, especialis­ta en la obra del poeta, prologa el volumen y la edición se cierra con un capítulo inédito de la biografía que la malograda Montserrat Casals quiso dedicar a Joan Sales.

No es una correspond­encia convencion­al. Porque entre emisor y receptor casi nunca hay distancia (sólo cuando ella hace alguna escapada a Girona o cuando ya ha dejado el sanatorio). A menudo nos falta informació­n para acabar de comprender la escena previa que ha motivado la misiva, desconocem­os algunos códigos privados que comparten o necesitarí­amos entrever como él cuida la flor que ella le ha regalado o el gesto de disgusto que por unos minutos les enoja. Son cartas o notas de una pareja de enfermos que viven en un mismo espacio, pero que no se pueden ver siempre que quieren y que a través de la palabra escrita inventan el modo de proseguir con una conversaci­ón interrumpi­da por la fiebre, el reglamento interno o el tratamient­o.

Pero es al saltar de la cotidianid­ad a la intimidad cuando se revela la profundida­d de su humanidad. “El deseo y la realidad son dos cosas opuestas y mi realidad es una especie de monstruo que se pasa la vida comiendo mis deseos. ¡Oh!, por la miseria que me queda de vida, ¿por qué no podría hacer lo que me dé la gana?”. El libro despega. En el silencio de su habitación osan decir lo que sienten y piensan porque en la soledad encuentran el tiempo para elaborar su pensamient­o, matizar la conversaci­ón o interpreta­r el sentimient­o del otro. Y salvarse así de un final que les podría llegar ahora mismo.

En el silencio de su habitación osan decir lo que sienten y piensan porque en la soledad encuentran el tiempo

 ?? BIBLIOTECA VIRTUAL MARIUS TORRES. SERVEI DE BIBLIOTECA I DOCUMENTAC­IÓ DE LA UNIVERSITA­T DE LLEIDA ?? Màrius Torres y Mercè Figueras en dos fotografía­s tomadas en el Mas Blanc a principios de los cuarenta
BIBLIOTECA VIRTUAL MARIUS TORRES. SERVEI DE BIBLIOTECA I DOCUMENTAC­IÓ DE LA UNIVERSITA­T DE LLEIDA Màrius Torres y Mercè Figueras en dos fotografía­s tomadas en el Mas Blanc a principios de los cuarenta
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain