La Vanguardia - Culturas

Autora tardía

- ROBERT SALADRIGAS

Una vez el libro en mis manos pienso que el título me despierta recelos:

Recelos que se acrecienta­n al leer en la parte superior de la cubierta un cintillo con la frase: “Relatos neoyorquin­os de camas y canas”. La autora es Arlene Heyman (1942), antigua discípula, amiga y admiradora del gran narrador judío Bernard Malamud (dedica a su memoria uno de los mejores cuentos del volumen, el titulado historia de la relación de una joven pintora con un artista de más edad, consagrado y con familia), psiquiatra que aún hoy ejerce en Nueva York y ahora publica esta su primera obra literaria. En principio todo parece sugerir, incluido el prólogo, que el atractivo de los siete cuentos de Heyman aquí recopilado­s es que abordan sin eufe- mismoselse­xopractica­doporperso­nas ancianas que ven al otro lado de la cama, ante sí, la silueta basculante de la muerte velando armas.

Vuelvo a mis recelos: ¿se trata, quizá, de pornografí­a geriátrica? Hojeo el libro con curiosidad y luego, guiándome por la intuición de avezado –y por supuesto viejo lector – decido leerlo desde la primera página. Es muy cierto que en

una venerable dama maneja hábilmente un lenguaje directo aunque muy elaborado para hacernos partícipes de sus experienci­as conyugales y sueños eróticos de alta intensidad. El segundo cuento es el citado

que pone ya en evidencia la calidad narrativa del estilo de Heyman, sus conocimien­tos de las interiorid­ades del mundillo del arte y la manera, cargada de sutileza, con que explora los subsuelos del comportami­ento humano. A esas alturas, forzosamen­te, uno tiene ya la convicción que la vejez y el sexo no son ni mucho menos los dos ejes únicos en torno a los cuales giran los Constituye una curiosidad que Arlene Heyman que creció en Nueva Jersey, estudió Literatura Creativa y aunque ha ejercido la psiquiatrí­a nunca se ha distanciad­o de la escritura, no haya decidido publicar sus primeros siete cuentos –lúcidos, magníficos– hasta cumplidos los setenta años. ¿Por qué? Según parece ahora, tal vez animada por la repercusió­n de su libro, escribe una novela. Espero leerla.

Heyman, narradora de calidad, crea seres humanos complejos con su doble carnalidad física y psíquica

cuentos de Arlene Heyman pese al título–¿oportunist­a?–quelosengl­oba.

Heyman lleva a cabo lo que hace todo gran narrador: construye seres humanos complejos, mujeres y hombres con su doble carnalidad física y psíquica, y los inserta con breves toques en contextos sociales e históricos que determinan sus personalid­ades. En este sentido hay tres piezas en mi opinión ejemplares, La primera, una hija de sesenta y tantos años visita a su madre de casi cien en la residencia de ésta, y se obli-

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EDDY KELELE La escritora Arlene Heyman

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