Nuevos flamencos con los pies descalzos
Ciutat Flamenco El festival barcelonés cumple un cuarto de siglo entre las raíces y la vanguardia, con el grupo Aurora como emblema de esa apuesta
Dice que canta descalzo para sentir las raíces, para enraizar su cante, para no permitirse olvidar de dónde viene. Pere Martínez, voz flamenca, voz de quejío, se descalza sobre el escenario para que no se le borre de la memoria cómo era el flamenco de Falla, de Lorca, de Albéniz… pero, en vez de enrocarse en el recuerdo, lo transmuta en presente y lo hace futuro junto a su formación Aurora, que comparte con el piano de Max Villavecchia, el bajo de Javier Garrabella, la batería de Joan Carles Marí y el baile de José Manuel Álvarez. Aurora inaugurará, el 17 de mayo (Sala Apolo), la 25.ª edición del festival Ciutat Flamenco que, organizado por el Taller de Músics, juega a esas mismas cartas: fidelidad a las raíces y gusto por la experimentación, ya sea con figuras consolidadas o debutantes.
“Precisamente porque intentamos ir más allá, es fácil olvidar las raíces. Hemos ido a buscar los temas de nuestro primer disco en la tradición, en lo que se cantaba a principios del siglo pasado; pero nuestra sociedad ya se parece muy poco a aquella, por eso no podemos interpretarlos de la misma manera”, explica Pere Martínez los caminos de Aurora, formación surgida de las aulas del Taller de Músics y que lanzó su primer disco al mercado –Aurora también de nombre y con temas de Albéniz, Falla, Pedrell y Lorca– hace poco más de un año. “En Aurora el cante y el baile son flamencos, pero la música puede tener sonoridades más cercanas al jazz o al rock”, explica el cantante; y, sí, han leído bien: baile, porque la formación incorpora la figura del bailaor como si de un músico más se tratara. “Tres son los pilares del flamenco: el cante, el toque y el baile; esa es una de las razones por las que incorporamos a un bailaor, también porque rompe con la formación de cuarteto de jazz y refuerza el aire flamenco”, apunta Martínez que, azares de la vida, dio sus primeros pasos en el mundo artístico con el Esbart de Sant Cugat.
Y es que, en contra de lo que suele ser habitual, Martínez no procede de una familia flamenca; descubrió el género con veintiún años, gracias a un disco de Duquende, y se sintió atrapado “por una forma de cantar que transmitía de una manera tan profunda”. Esos mimbres ayudan a entender que el cantaor se sienta feliz abriendo caminos con Aurora, pero también repasando los palos más tradicionales y así lo hará en otra de las propuestas del Ciutat Flamenco: Flamenkat. Sonoritats d’aquí, d’allà
i d’ara (19 de mayo, en el Palau de la Música), en la que, compartiendo escenario con Isabel Vinardell (cantaora también mestiza en su proyecto con Isabel Laudenbach), repasarán palos tradicionales y los combinarán con temas de compositores clásicos que se inspiraron en ellos o con nuevas versiones que parten del repertorio musical o poético catalán.
Y en ese juego entre lo nuevo y lo consolidado se escribe toda la programación de Ciutat Flamenco que también presentará a Argentina con fandangos, serranas, seguiriyas, tangos y bulerías (18 de mayo, Sala Apolo); a La Tana y Chicuelo, en viaje por los palos tradicionales (20 de mayo, El Born CCCM); a Jorge Pardo con Djinn (22 de mayo, Sala Apolo); a Arcángel con Las Nuevas Voces Búlgaras revisando a Camarón, Morente, Lole y Manuel o Lorca (23 de mayo, Sala Barts); a José María Gallardo y Ana Morales (24 de mayo, El Dorado); a Mariola Membrives & Piccola Orchestra Gagarin (25 de mayo, Hiroshima); al Euskal Barrokensemble (26 de mayo, L’Auditori) explorando los caminos de Falla en su Amor
brujo; y, para acabar (27 de mayo, Auditori Sant Martí), a Rycardo Moreno.
Pere Martínez dio sus primeros pasos con el Esbart de Sant Cugat, hasta que descubrió a Duquende