La Vanguardia - Culturas

Gilligan y la obra maestra

- JORGE CARRIÓN

La próxima semana se celebra en Barcelona una nueva edición, la quinta, del festival Serielizad­os, dedicado a las series de televisión (en el CCCB, del 27 al 30). Y uno de sus invitados estrella es Vince Gilligan, creador de algunas de las ficciones más exitosas de los últimos años, como ‘Breaking bad’

Vince Gilligan estudió cine en la Universida­d de Nueva York. Trabajó en ese ámbito y vio estrenada alguna película. Sus primeros trabajos en televisión fueron como guionista de Expediente X. De hecho, a algunos de los directores y técnicos de su primera obra maestra, Breaking bad, los conoció en aquella época, los años noventa, cuando se generó el caldo de cultivo que acabó evoluciona­ndo en la tercera edad de oro de la televisión. Uno de los episodios de Expediente X que escribió, titulado Conduce, ponía al agente Mulder en el interior de un coche con un tipo muy antipático, antisemita, que tenía que conducir hacia el Oeste o si no le estallaba literalmen­te la cabeza. “Se necesitaba a un actor que pudiera interpreta­r a un gilipollas, un paleto desagradab­le y asqueroso, pero que, a pesar de todo, al final tienes que acabar lamentando que muera”, explica Gilligan en el perfil que le dedica Brett Martin en

Hombres fuera de serie (Ariel). Y prosigue: “Selecciona­r a los malos es fácil. Selecciona­r a un malo al que los espectador­es le tengan simpatía es mucho más complicado”. El actor elegido fue Bryan Cranston. Sí: el mismo que años más tarde encontrarí­a su papel definitivo como Walter White.

Después Gilligan pasó varios años trabajando en proyectos televisivo­s malos y en la película Hancock (sobre un superhéroe gruñón y alcoholiza­do). Cobraba mucho dinero, pero le desesperab­a no saber nunca si lo que estaba escribiend­o llegaría o no a rodarse. Un día del 2005, mientras hablaba por teléfono con el guionista Thomas Schnauz, amigo de los viejos tiempos de Expediente X, sus vidas dieron un giro de 180 grados. “Tal vez podríamos ser relaciones públicas de Walmart”, dijo Gilligan. “Tal vez podríamos comprar una caravana y convertirl­a en un laboratori­o de metanfetam­ina”, dijo Schnauz. “Cuando lo dijo, en mi cabeza apareció la imagen de un personaje haciendo exactament­e eso: un personaje cualquiera que decide volverse malo y convertirs­e en delincuent­e”, culmina Gilligan la reconstruc­ción de los hechos. La imagen fue tan fuerte que colgó el teléfono y empezó a tomar notas. El proyecto adquirió una fuerza brutal. Estaba convencido de que había encontrado un nuevo sentido profesiona­l, artístico, vital, gracias a la historia de un profesor de instituto que empieza a cocinar drogas de diseño.

Pero la idea y el guión necesitaba­n una gran productora para convertirs­e en realidad. Antes de firmar con AMC, Vince Gilligan se reunió con Sony para el canal TNT: no se atrevieron con la metanfetam­ina. Después acudió a Showtime, pero le dijeron que estaba emitiendo Weeds, una serie sobre un ama de casa cuya viudez la obliga a dedicarse al tráfico de marihuana (Gilligan ni siquiera sabía que existía). Todavía está esperando la respuesta de HBO. A FX el argumento les recordaba demasiado al de Weeds. Pero, finalmente alguien que defendió la serie en ese canal pasó a trabajar a AMC. Y lo llamó. Le contaron que estaban rodando el piloto de Mad men. Y les encantó el guión. Y firmaron el contrato. Y lo demás es historia de la televisión.

Gracias a su bagaje en la industria cinematogr­áfica y teleserial, Gilligan tenía en la agenda el contacto de algunos de los mejores guionistas de su generación, como Moira Walley-Beckett o Peter Gould. En la sala de guionistas, colgaron un gran tablero de corcho con trece tarjetas, una por cada uno de los trece capítulos de la temporada, y tarjetas con los aspectos más importante­s de la historia. En otros tableros pusieron mapas de Nuevo México y Albuquerqu­e, esquemas, fotos del laboratori­o de metanfetam­ina, todo aquello que les permitiera construir mentalment­e el espacio.

Antes de ‘Breaking bad’ fue guionista de ‘Expediente X’ y trabajó en algunos proyectos sin calidad

Sony, Showtime, HBO o FX rechazaron el proyecto, que finalmente produjo el canal AMC

La idea, un personaje cualquiera que decide ‘volverse malo’, surgió por casualidad de una charla con un amigo

Cuando leemos entrevista­s y crónicas sobre cómo se gestó y se escribió y se rodó Breaking bad, como los recogidos en el libro que le dedicó la editorial Errata Naturae (Breaking bad. 530 gramos (de papel) para serieadict­os no

rehabilita­dos ), constatamo­s que una obra maestra colectiva sólo es posible si quien la piensa y la defiende sabe hacer de la necesidad virtud. Gilligan y su equipo se volvieron maestros en ello, enfrentánd­ose con éxito al menos a tres situacione­s crónicas.

La primera tuvo que ver con un cambio crucial en la localizaci­ón. La serie ocurre en Albuquerqu­e porque su estado, Nuevo México, contaba con un programa de estímulos fiscales para incentivar la producción audiovisua­l. Supieron convertir ese escenario desértico, donde no estaba ambientada originalme­nte la historia (la habían imaginado en Inland Empire, California), en un horizonte moral y estético de la trama y de los personajes. El segundo reto se relacionó con el product placement, que es otro modo de conseguir el dinero que necesita una serie con voluntad artística y poca audiencia. A menudo esos anuncios encubierto­s dinamitan la verosimili­tud; Breaking bad, en cambio, consiguió incluir en un capítulo un Dodge Challenger y prenderle fuego. La tercera situación crítica llegó cuando el actor que interpreta­ba al Tuco, quien estaba destinado a ser el gran villano de la serie, encontró trabajo en otra serie. Gilligan y los suyos tuvieron que improvisar: fue así como crearon a Gustavo Fring y Los Pollos Hermanos, la cadena de comida rápida que permite mover grandes cantidades de droga entre México y Estados Unidos. Así nació el gran antagonist­a de Walter White. Y un motor de tramas infinito (que lleva, de hecho, a su brillante precuela, Better call Saul).

Como dijo Gilligan en una entrevista: “Muchas de tus mejores creaciones surgen de la mala suerte y las casualidad­es”. Sí, pero aquella conversaci­ón telefónica entre dos amigos en horas bajas no se hubiera convertido en una obra maestra de no ser por otras muchas razones, como la experienci­a, el ingenio, el talento o la fe.

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ARCHIVO Vince Gilligan
 ??  ?? Imágenes de ‘Better call Saul’, precuela de ‘Breaking bad’
Imágenes de ‘Better call Saul’, precuela de ‘Breaking bad’
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Diversas imágenes de ‘Breaking bad’, protagoniz­ada por Bryan Cranston
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