Itinerario de un historiador innovador
Perfil Catalunya, España, el arte medieval, la memoria de los feudales... Nuevas publicaciones y recuperaciones editoriales confirman al intelectual granadino arraigado en Catalunya J.E. RuizDomènec como una de las grandes figuras de nuestro panorama cult
A partir de la coincidencia en las librerías de algunos libros recientemente publicados por el historiador José Enrique Ruiz-Domènec (Granada, 1948) se nos brinda la oportunidad de adentrarnos en esa fascinante sensación del oficio de historiador siguiendo el itinerario de un trabajo intelectual, austero en el contenido, riguroso en la metodología y brillante en la escritura, al estilo de la historia francesa que el autor admira claramente: la de Georges Duby, su maestro, la de Jacques Le Goff y sus seguidores. Todos estos libros que de un modo u otro han sido presentados casi simultáneamente tratan de abrir perspectivas en el estudio del pasado, convencernos de que ese es el camino que conduce al futuro de una disciplina tan necesaria como útil. El repaso de este itinerario lo comenzaré, en primer lugar, con la valoración de dos libros escritos en los años setenta, ahora reeditados, y que aun provocan las palpitaciones de entonces; en segundo término, me dispondré a considerar la versión definitiva de su monumental obra España. Una nueva historia; para, finalmente, en tercer lugar, abordar su recientísimo Informe sobre Cataluña donde aparece con nitidez el compromiso del autor con el espíritu de su tiempo.
Primero, Sentir el arte es el texto del seminario impartido en la Autónoma el curso 1977-78, dedicado a la lectura del San Bernardo, el arte cisterciense de Duby, y que se publica en una colección de la propia universidad para celebrar el cincuenta aniversario de su fundación, en junio de 1968. El seminario era una petición de los alumnos (muchos de los cuales hoy son importantes figu- ras del mundo académico, cultural y comunicativo) que deseaban acceder a esa “otra edad media” que se estaba trabajando en París y por esa vía llegó a la UAB la revolución historiográfica francesa. Las sesiones de trabajo siguieron el modelo de los famosos seminarios del Collège de France que hacían Duby o Foucault consistentes en llevar a cabo la legibilidad de una época; en este caso fue el siglo XII europeo, a partir de la distinción (es evidente aquí la impronta sociológica de Bourdieu) del arte y de la obra de arte.
El desafío de un profesor de 28 años
El seminario fue un ritual de paso para los estudiantes de entonces como lo es para los lectores de hoy, pues en esta obra se percibe la andadura de su autor, que durante aquel seminario transitó de su antigua modalidad de aproximación a ese tema a través de la filosofía fenomenológica a la nueva manera auspiciada por Duby en el estudio del imaginario de una sociedad. Al leer ahora el texto nos damos cuenta de lo que va de ayer a hoy. Basta sentir el desafío de un profesor de 28 años que se jugó su promoción académica por sentido del deber hacia sus estudiantes. El coste personal fue alto; se podría creer que fue porque en 1977 España no estaba para esas cosas, a dos años escasos de la muerte de Franco, pero hay que decir que lo mismo le hubiera sucedido hoy, que sigue vigente el rechazo universitario a la creación.
Si Sentir el arte es un ensayo consciente solo en parte de las ideas que sostienen un cambio de rumbo en la historia, La memoria de los feudales es plenamente consciente. ¿Cómo analizar el conglomerado familiar de la nobleza europea, en particular