El Mediterráneo, en el centro del arte
Durante el periodo de finales del siglo XIX y principios del XX artistas de diferentes países y tradiciones coincidieron a mirar hacia las tierras y costas luminosas del sur, en busca de inspiración y recuperación; una exposición en la Fundación Mapfre an
Para los antiguos, el Mediterráneo era el mar que se encontraba en medio de las tierras, de ahí su nombre y su centralidad. En el tránsito del siglo XIX al XX, el viejo mar devino de nuevo centro, convertido en la inspiración y el motivo de artistas que no sólo lo pintaron y lo moldearon, sino que volvieron a vivir en él, geográfica y mentalmente, un lugar y una idea, físico y metafísico. Ocurrió en varios escenarios y con distintas motivaciones, pero allí coincidieron los artistas franceses buscando la luz que no encontraban en el norte, los españoles que disfrutaron de sus arenas y ansiaron en sus paisajes tranquilos la memoria de una Arcadia perdida, los italianos a la búsqueda de un clasicismo en el que remediar excesos y modernidades. Estos son los puntales, además del protagonismo de Matisse y Picasso y el caso de Julio González, a partir de los que se desarrolla la exposición Redescubriendo el Mediterráneo en la que la Fundación Mapfre reúne 138 obras de 41 artistas procedentes de setenta prestadores diferentes: una mirada a ese mar que pese a su antigüedad ha seguido alumbrando la creación y la vida en los tiempos recientes.
La mirada mediterránea tuvo una plasmacióneinclusounaconcepción distintas en nuestro país según su localización. El realismo se había traducido en un auge del paisajismo y el valenciano Ignacio Pinazo fue de los primeros en retratar el mar y la playa como un escenario social, tal como se ve en el alegre Barraquetes (1877) o en
Día de fiesta (s/f), aunque fue Sorolla quien haría estallar toda la lumino- >
Los artistas valencianos encontraron en este paisaje un escenario social, en Catalunya un clasicismo idealizado