Gaziel entre amigos
La intimidad del periodista a través del archivo Albert
Agustí Calvet no será nunca quien pensaba que sería. Década de los años veinte del siglo pasado. Quien se había pensado a sí mismo como un miembro de la élite del nacionalismo noucentista se ha metamorfoseado en directivo de una gran empresa periodística desde donde se presentará en sociedad como un publicista –barcelonés, catalán, español y europeo– de su tiempo. Sólo tiene treinta y pocos años. Definitivamente, Gaziel. El cambio lo había activado su tarea como cronista de la Primera Guerra Mundial y su compromiso con el diario La Vanguardia, pautado por su maestro: Miquel dels Sants Oliver. A medida que consolide la evolución de su proyecto de vida, su trayectoria empezará a bifurcarse en relación con el núcleo generacional del que había partido. No será primordialmente una figura de la academia del catalanismo sino que pretenderá ser un intelectual de su tiempo. El tiempo con el que estrena su madurez es el periodo de entreguerras. Será uno de sus moralistas más brillantes.
Pero este es uno de sus rostros más desconocidos, aunque sea uno de los más interesantes. Hoy sobre todo hemos redescubierto el Gaziel corresponsal humanista de la Gran Guerra –de centenares y centenares de crónicas, de volúmenes clásicos como el Diario de un estudiante en París o De París a Monastir–. Volvemos más de lo que quisiéramos al analista político del catalanismo y>