Parada y fonda
Octubre de 1925, las dos familias viajan en coche de Barcelona a Aranjuez. Se detienen en Guadalajara, Madrid y El Escorial. (Gaziel, a la derecha) negocio familiar, ahora con el nombre de Vda. de Juan Albert. Después, cuando sus hijos compraron una empresa en Aranjuez, constituyeron Albert Hnos. SA. Primero, por poco tiempo, tuvieron la fábrica en el barrio de Gràcia y después estuvieron diez años en Aranjuez, pero cuando la etapa castellana languidecía ya habían presentado los planos para construir una gran fábrica en l’Hospitalet, donde harían cordonería y cintas elásticas. Estuvo abierta hasta el año 2006.
Los planos fueron presentados por Josep Albert en marzo de 1926 en el Ayuntamiento de l’Hospitalet y serían obra de los arquitectos Puig i Gairalt. Es un ejemplo del legado industrial que se ha preservado en el corazón de la ciudad. Hoy la remodelación del edificio, conservando la clásica fachada de ladrillos, está prevista en el plan especial del patrimonio arquitectónico del municipio. El archivo documental de la familia y de la empresa, que es completísimo, fue conservado por los herederos de los creadores de Albert Hermanos. Catalogándolo aparecieron las fotografías que son el eje de estas páginas. Su autor fue Josep Pepe Albert. Pero aparte de las fotografías también han aparecido algunas cartas –por ahora tres– enviadas por Gaziel a sus amigos, que se complementan con los centenares de referencias al periodista y a la familia de Calvet que los Albert hacen en las cartas que se cruzaban entre ellos cuando la fábrica estaba en Aranjuez.
La primera carta de Gaziel fue escrita en diciembre de 1908, pocos meses después de la muerte del patriarca Joan Albert. Sólo hacía una semana que el joven Calvet, con 21 años recién cumplidos, había llegado a Madrid para encauzar su proyecto vital: se había licenciado en Letras en la Universitat de Barcelona y se había trasladado a la capital del Estado para estudiar Filosofía. Se acuerda de todos los hermanos. “Què farà aquell tremendo Pepe?”. “I l’Enrich, aquell alegre Enrich, què fa?”. “I l’Esperanceta? Ben segur que, a hores d’ara, ja deu par- >