El mundo no va tan mal
Dos propuestas que inciden sobre un mismo objetivo: dilucidar por qué tantas personas están más resueltas a mirar el mundo, incluso sus vidas, de manera negativa, cuando hay datos objetivos para avanzar con una visión favorable
Los datos objetivos para una visión favorable
Cada inicio de año, muchos hacen el propósito de cambiar de vida, de dar un giro definitivo. Se acaban de publicar dos ensayos que nos pueden permitir ver las cosas de forma distinta, hasta el punto que, tras su lectura, se desprenden suficientes fundamentos para cambiar algunos aspectos de la vida. Uno es Factfulness, de Hans Rosling, un ensayo que parte de una premisa sencilla: ¿cuál es la razón por la que, teniendo a nuestro alcance los datos que atestiguan que el mundo va mejor, seguimos pensando que va muy mal? El segundo ensayo es Prisioneros de nuestros pensamientos, basado en las enseñanzas de Viktor Frankl y escrito por Alex Pattakos y Elaine Dundon. Su lectura permite observar que es un ensayo destinado a aquellos que quieren lograr la plenitud de su mente (mindfulness).
Las dos propuestas inciden sobre un hecho reseñable: dilucidar porqué tantas personas están más resueltas a mirar el mundo de forma negativa, incluso sus vidas, cuando hay datos objetivos, dentro y fuera de uno, para avanzar con una visión más positiva y comprometida con uno mismo. Se podría pensar que estamos frente a libros de autoayuda, pero sería mejor definirlos como libros para alcanzar una visión holística y compleja.
Factfulness parte de la premisa de alertarnos y advertir de nuestra propia ignorancia. Nos pone a prueba a través de unos test con preguntas sobre cómo va el mundo que el lector debe contestar para desvelar que sus respuestas están muy alejadas de la realidad. Debo confesar que hice el test animado por el hecho de que me considero un aceptable conocedor de cómo van las cosas en el mundo y vi con estupor hasta qué punto alcanza mi desconocimiento. Hans Rosling, médico asesor de Unicef y cofundador de Médicos sin Fronteras en Suecia, junto a sus hijas Ola y Anna, proponen un sistema basado en datos y gráficas para identificar que deformamos la realidad como consecuencia de ser más determinante el impacto de nuestros instintos que aplicar nuestro conocimiento. El instinto de la negatividad alimentado por el bombardeo de noticias falsas, el instinto de la brecha basado en nuestra idea binaria del mundo y el instinto del miedo nos impiden comprobar que un hecho aterrador no es necesariamente el más peligroso.
Es un ensayo para estar alerta sobre lo que sabemos o, mejor dicho, sobre lo que desconocemos. Somos conscientes de que la esclavitud legal (países donde el trabajo forzoso es legal o practicado por el Estado) sólo se practica ya en tres países; que se han reducido los desastres petrolíferos pasandode636.000toneladasdevertidos de petróleo en
1979 a 6.000 toneladas en el 2016; que prácticamente se han erradicado los casos de viruela en el mundo desde el año 1979; que se ha pasado de un 28% de casos de desnutrición en el mundo en 1970 al 11% en el 2015 o que la explotación infantil en niños de entre 5 a 14 años ha descendido del 28% en 1950 a un 10% en el 2012. Los datos no se corresponden con la ilusión global percibida de que el mundo va a peor. El ensayo rastrea en datos y hechos para descubrir las razones por las que nuestra visión es pesimista, negativa y llena de prejuicios sobre hacia donde avanza el mundo. Hay razones La negatividad y el optimismo son los ejes centrales de estas obras a cuya repercusión en las personas se alude en esta imagen gráfica ideológicas,otrasdeignorancia,pero, sobre todo, una razón determinante es que seguimos mirando el mundo como lo hacíamos hace veinte años, basándonos en los datos de entonces, sin actualizarlos. Como plantea Rosling, después de esta lectura “verás como acabas sustituyendo tu visión hiperdramática del mundo por una visión basada en hechos”.
“A un hombre se le puede arrebatar todo, salvo [ …] la última de las libertades humanas: la libertad de elegir su actitud en un conjunto dado de circunstancias, de escoger su camino”. Esta afirmación, una máxima de Viktor Frankl, recorre todo el libro donde dos de sus seguidores, Pattakos y Dundon, dialogan con el maestro para sintetizar sus enseñanzas humanísticas. La obra de Frankl es el resultado de una experiencia negativa fruto de su cautiverio en un campo de concentración nazi durante tres años donde vio cómo iban muriendo los miembros de su familia. Esa experiencia le llevó a desarrollar el potencial positivo que tiene todo ser humano. Su libro El hombre en busca de sentido está considerado uno de los diez libros más influyentes de los EE.UU. Un libro seminal que refuerza la importancia de lo espiritual para afrontar la vida, más allá de la religión. Al diálogo/herencia de Frankl con Pattakos y Dundon se suma el lector, al que se le exige interrogarse sobre su existencia y la plenitud de esta. La experiencia, pues se trata de un libro de iniciación, parte de avanzar sobre siete principios, entre los que destaca, dada su actualidad, los siguientes: ejercer la libertad de elegir tu actitud, no trabajar en contra de ti mismo, observarse desde la distancia y extenderse más allá de ti mismo. Los cuatro inciden en la libertad de los seres humanos y su capacidad para poder cambiar con su actitud todo aquello que les coarta o supera y crear las condiciones para avanzar en el trabajo, el amor y hacia nosotros. Es una propuesta para la exploración de la conciencia y los beneficios que ello aporta para sobreponernos a nuestrasinercias,miedosylimitaciones.