Polifacético Paco Mir
Teatro Paco Mir, hombre de teatro polifacético más allá de su experiencia como miembro de Tricicle, ha adaptado la famosa ópera ‘Las bodas de Fígaro’ a los ritmos jazzísticos, acentuando aún más la vertiente cómica de la obra
El actor y director pone jazz a Mozart
NURIA CUADRADO A mediados de la década de los ochenta del siglo XVIII, cuando Wolfgang Amadeus Mozart escribió Las bodas de Fígaro, la ciudad de Nueva Orleans, fundada solamente unas décadas atrás, era una colonia española. Los franceses ya se habían ido, todavía nadie había soñado con reunir los Estados Unidos de América y faltaban casi cien años para que los antiguos esclavos llegados de África parieran un sonido que revolucionaría el siglo XX, el jazz.
Así que no: ni Fígaro ha decidido hacer las Américas ni ha cambiado la mansión sevillana del conde de Almaviva por otra a las orillas del Misisipi. No: Fígaro sigue siendo Fígaro, sigue enamorado de Susanna y canta sus arias tal y como el italiano las escribió.
O sea que sí: todo sigue igual, pero también todo es distinto, porque en
Jazz Bodas de Fígaro la melodía es la de Mozart, pero el ritmo lo marca un trío de jazz; y, aunque la historia sea la misma, quien la explica es Paco Mir (Barcelona, 1957), uno de los miembros del Tricicle que, desde hace años compagina tareas dentro y fuera del escenario. Y, como director –de teatro, zarzuela, ópera para niños…– no es la primera vez que tiene una idea que, aunque pueda parecer disparatada, después funciona.
“Los inventos en música no acostumbran a tener la puerta abierta”, admite Mir. “Parece que con Hamlet puedas hacer lo que quieras, que puedas cortar, resumir o cambiar el texto que escribió Shakespeare, pero que la música que compuso Mozart sea intocable, porque si intentas hacer algo nuevo empezarán a sonar todas las alarmas”, reflexiona el director, a quien no parece importarle demasiado si Jazz Bodas de
Fígaro las puede haber disparado o no. “Nuestra propuesta es más corta que la de Mozart, más moderna, más divertida… La fusión de ópera y jazz es espectacular y resulta atractiva tanto para los neófitos como para entendidos”, promete. “Y, además, tampoco hacemos algo tan diferente a lo que Mozart hizo en su época: él también fue un innovador”, concluye el director en su defensa.
“¿Cómo se me ocurrió? Ni lo sé. Las ideas dan vueltas por la cabeza hasta que un día cristalizan”, intenta recordar Paco Mir la chispa que prendió esta nueva aventura que, después de meses de rodaje por escenarios españoles, llega ahora a Barcelona, ciudad en la que también nació: Jazz Bodas de Fígaro
–que se presentará entre el 7 y el 10 de febrero en el Teatre Victòria– nació a escasos metros del Paral·lel, en el Conservatori Superior de Música del Liceu. Cuando Paco Mir tuvo la idea loca de casar ópera y jazz se buscó un aliado de excepción para oficializar el matrimonio: el pianista de jazz Jaume Vilaseca (Barcelona, 1968), a quien encomendó la tarea de adaptar la partitura (hace algunos años, Vilaseca ya lo hizo con las canciones de Genesis en un disco que tituló Jazznesis). Juntos, Vilaseca y Mir decidieron utilizar como campo de experimentación
Las bodas de Fígaro y, como primera probatura, el músico adaptó para un trío de piano, contrabajo y batería una de las arias que Mozart ha-