Recuerdos de la UAB en los setenta
Aún hoy experimento sentimientos encontrados cuando recuerdo mis años en la entonces joven Universitat Autònoma de Barcelona, donde cursé la carrera de Historia entre 1974 y 1979. Mi facultad formaba parte de un conjunto de edificios nuevos pero bastante destartalados, en un estilo neobrutalista que siempre me pareció horroroso. Llegar era complicado, los buses que salían de la estación de Bellaterra iban a tope y a veces no estaban, lo que invitaba a una larga caminata por senderos llenos de barro. La humedad matutina resultaba intensa y no bajaba mucho durante el día. Entré en la UAB en el último año del franquismo y encontré mucha agitación política, lo cual resultaba estimulante. No lo era tanto comprobar que un método marxista bastante dogmático resultaba dominante entre el profesorado. Y me sorprendió muy pronto una larga huelga gremial, la de los profesores no numerarios, con reivindicaciones económicas humanamente comprensibles pero que nos dejaron varios meses sin clase, lo que ya no lo fue tanto. Al final, dado el desastre que había sido el curso, nuestros enseñantes optaron por ponernos nota sin examinarnos: el famoso “aprobado general político”, que si en vez estudiantes de Letras hubiéramos sido de Medicina o Arquitectura podría haber tenido consecuencias devastadoras.
Eso por lo que respecta a la parte oscura. En el capítulo positivo, aquella facultad albergaba a unos cuantos profesores excepcionales. El medievalista José Enrique RuizDomènec, pionero en España de la “historia de las mentalidades”; Carme Riera, con clases deliciosas sobre la literatura del siglo de oro; Antoni Marí, deslumbrante
Francisco Rico reunía en su tertulia de Letras a Benet, Barral, Gil de Biedma... la ‘crème’ del momento
profesor de Estética que me descubrió a Walter Benjamin... Recuerdo también a Enric Ucelay y Miquel Barceló, además, claro, de los buenos amigos que allí hice.
En el cincuenta aniversario de la fundación de la universidad, Publicaciones de la UAB lanza una serie conmemorativa, que abre un ensayo del ex-rector Antoni Serra Ramoneda (Dos tiempos, dos contextos. El nacimiento de una nueva universidad) y recupera textos de algunos de aquellos profesores. De Ruiz-Domènec aparece Sentir el arte, sus lecturas sobre el arte cisterciense a un grupo de estudiantes entre los que me contaba junto a Blanca Garí, Victoria Cirlot o Juan Francisco Fuentes. No fui alumno en cambio, y bien que lo siento, de Francisco Rico, a quien se debe el volumen Escritores en la Autónoma. La tertulia de Letras, donde recoge el paso por aquellas aulas (en época algo posterior a mi salida) de un grupo de autores, auténtica crème del momento y amigos suyos: Juan Benet, Barral, Gil de Biedma, Torrente Ballester, Carmen Martín Gaite, Ana María Matute, Vargas Llosa, Montserrat Roig... Sí, sin duda aquella Universitat Autònoma tuvo también sus momentos brillantes.