Ceguera visionaria
Algunos personajes de Lispector ven mal. Es un detalle, en apariencia tan nimio que pocas lectoras o lectores, probablemente, reparan siquiera en él; y sin embargo es muy significativo. El niño que protagoniza Evolución de una miopía tiene que llevar lentes cada vez más gruesas. En El crimen del profesor de matemáticas, el protagonista, que da sepultura a un perro desconocido para expiar el crimen de haber abandonado al suyo (se mudaba de ciudad y no podía llevarlo consigo), se quita y se pone nerviosamente las gafas. En Amor, el detonante de la angustia que persigue al personaje principal –un ama de casa– es el haber visto fugazmente a un ciego en una parada de autobús…
En su muy sugerente análisis de la obra literaria de Clarice Lispector, Hélène Cixous elogia la forma de aproximarse al mundo que propone la autora brasileña: una forma de conocimiento que no pasa por la razón distanciadora, sino por la fusión emocional y sensorial. Y el sentido de la vista corresponde al primero de esos términos: la vista aprehende el objeto desde fuera, desde lejos, y es un primer paso para nombrarlo y conquistarlo. Eso es lo que hacen muchos personajes de Lispector, desde la niña inteligente y controladora que al no soportar la emoción que le produce un pollito, termina matándolo, en el relato La legión extranjera, hasta el marido celoso que por el mismo motivo intenta matar a su mujer, en la novela La manzana en la oscuridad.
Pero hay otra forma de conocimiento: una actitud que “reconoce, que estudia, que respeta, no coge, no muerde, sino que atentamente, con suave inexorabilidad, contempla y lee, acaricia, baña, hace que el otro brille”, en palabras de Cixous. Eso es lo que hacen los personajes de Lispector cuando se quitan las gafas: renuncian a controlar y dominar; se aproximan al otro (que puede ser persona, animal o una cosa) mediante el oído, el olfato, y sobre todo, el tacto. Es esa otra relación con el mundo, mucho más secreta, íntima, misteriosa, lo que encarnan los miopes y en su grado máximo, el ciego.