Ganar la guerra, perder la paz
Ensayo Las negociaciones entre Santos y las FARC
SANTIAGO TARÍN
En el siglo XXI ha cambiado el paradigma hasta de las guerras. Hoy en día se puede ganar la batalla, pero perder la paz. Si no, que se lo pregunten a las coaliciones, encabezadas por Estados Unidos, que combatieron en Afganistán o en Irak: cumplieron sus objetivos militares pero no consiguen salir del atolladero posterior.
En Colombia ha pasado algo similar. Aunque en Europa apenas conocemos el conflicto que ha atri- bulado a esta nación, el Estado y la guerrilla más antigua del continente sudamericano, las FARC, se enfrentaron a sangre y fuego durante 54 años, hasta que llegó un plan de paz que, paradójicamente, se llevó por delante al presidente que lo forjó, Juan Manuel Santos.
La periodista colombiana María Jimena Duzán nos cuenta en Santos. Paradojas de la paz y el poder los entresijos de esta negociación, de la que ha sido testigo. Lo primero que llama la atención son las estadísti- cas del conflicto: según el Centro Nacional de Memoria Histórica del país se produjeron 280.000 muertos, 60.000 desaparecidos y siete millones de víctimas en una o otra escala, entre las cuales se cuentan 30.000 secuestrados por la guerrilla. Se contabilizan 2.000 masacres, de las cuales 1.166 fueron obra de grupos paramilitares, 343 de las FARC y 158 de unidades del ejército. Entre ellas se cuenta la de Soacha, que entre sus víctimas contó con un deficiente mental al que se acusó de líder guerrillero. A partir de ahí se destapó una de las peores sevicias de esta contienda, los falsos positivos, el asesinato de civiles por parte de militares que se atribuían victorias que les reportaban ascensos, condecoraciones y permisos.
Negociar el plan de paz costó cinco años. Santos emprendió este camino tras pasar por el Ministerio de Defensa en el momento en que el ejército de Colombia había conseguido una notable organización y María Jimena Duzán, periodista, ha sido cónsul de Colombia en Barcelona