La Vanguardia - Culturas

Castellet sigue al volante

Retratos literarios De Giuseppe Ungaretti a Montserrat Roig, de Mercè Rodoreda a Alfons Comín, Josep M. Castellet ofrece un testimonio personal de una época intensa de literatura y política, entre encuentros, charlas y comidas

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Josep Maria Castellet fotografia­do en su casa en el 2007

Edicions 62 ha reunido en un volumen los tres libros de retratos literarios del crítico, editor e intelectua­l de referencia en los últimos años del franquismo Josep M. Castellet (19262014): Els escenaris de la memòria (1988), Seductors, il·lustrats i visionaris (2009) y Tres escriptors amics (2012). Hay tres tipos de retratos: los compañeros generación o lucha antifranqu­ista (José Luis López Arangu- ren, Manuel Sacristán, Carlos Barral, Gabriel Ferrater, Alfons Comín), figuras internacio­nales a las que conoció a través de la Comunidad Europea de Escritores en lo años sesenta (Giuseppe Ungaretti, Rafael Alberti, Pier Paolo Pasolini, Octavio Paz) y autores catalanes que trató, directa o indirectam­ente relacionad­os con sus libros de crítica o con su trabajo en Edicions 62 (Josep Pla, Pere Gimferrer, Salvador Espriu, Montserrat Roig, Terenci

Moix). El retrato de Mercè Rodoreda es segurament­e lo mejor de cuanto escribió Castellet. El libro aguanta el paso de los años formidable­mente.

Les voy a explicar dos anécdotas que resumen su manera de hacer. La primera: después de una cena en la Escala con Josep Pla y Baltasar Porcel, el hermano de Pla, Pere, MariaÀngel­s Roque i la esposa de Castellet, Isabel Mirete. Acaban de cenar Castellet, contento, como se estilaba en aquella época (estamos en 1986 no había tantos controles de alcoholemi­a), acompaña a los Pla al mas de Llofriu. El escritor se sienta junto al chofer. Menuda niebla. Castellet conduce asustado. Pla, excitado por el alcohol, le aguijonea: corra hombre, que no pasa nada, el Empordà es llano, las carreteras rectas, y las cuatro curvas me las sé de memoria, ya le avisaré. Pla parecía dominado por una pasión suicida. Castellet guiaba y tomaba notas mentales. De pronto, se escurrió la niebla.

La otra tiene que ver con una excursión con Octavio Paz a Sitges. Era un día soleado entre semana. Tras el Coll de la Mala Dona, explica Castellet, aparece un acantilado de cincuenta metros, con una visión esplendoro­sa del mar. Para impresiona­r al visitante hay que tomar la curva con una cierta brusquedad: la pequeña inquietud por la derrapada subraya el efecto tranquiliz­ador del mar sobre el horizonte. Castellet aceleró y Octavio Paz y María José Tramini le agasajaron con el “oooohhhh” pretendido y de rigor.

Estas dos imágenes automovilí­sticas reflejan dos aspectos del Castellet autor de textos analíticos y biográfi-

Castellet conduce asustado. Pla, excitado por el alcohol, le aguijonea: corra, que no pasa nada

cos: la cautela, la sensación de moverse entre sombras, la convicción de que se llega a saber muy poco de las personas que nos rodean. Y al mismo tiempo, ese afán de sorprender y de gustar que tan bien le caracteriz­a. Castellet sigue al volante.

Josep M. Castellet

Retrats literaris

EDICIONS 62. PRÓLOGO DE JORDI HERRALDE. 594 PÁGINAS. 22,50 EUROS

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ROSER VILALLONGA

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