Concurso Viñas, la cantera de la ópera
Canto Hay diversos caminos que conducen a los grandes escenarios operísticos, ninguno fácil. El Concurso de Canto Tenor Viñas, con más de medio siglo de historia, es una de las mejores plataformas internacionales para los aspirantes
NURIA CUADRADO
Javier Camarena tocó el cielo una noche del mes de marzo del 2016 cuando el Metropolitan explotó en una ovación para reclamarle un segundo bis, algo que ha ocurrido muy pocas veces en la historia del teatro de ópera neoyorquino. Y aquel aplauso en la cumbre seguro que le recordó otro recibido cuando aún tenía mucho por escalar: el de once años antes, al hacerse con el premio Joan Olcina en el Concurso Internacional de Canto Francesc Viñas. En Barcelona no quedó primero, pero pudo ya intuir el olor del triunfo.
Y es que, en el Viñas, ganar no es el fin. Es el principio, la puerta a un largo camino de aplausos. Como le pasó a Camarena. O a la soprano estadounidense Tamara Wilson que, desde que triunfó en el 2011, ha pisado grandes escenarios (La Scala, Zurich, Berlín…) de la mano de Verdi. O a la soprano Leonor Bonilla (Sevilla, 1987), la voz femenina que arrasó el año pasado y que ya se ha probado como Lucia di Lammermoor en La Maestranza.
El Viñas no es un concurso. O no es sólo un concurso. Quienes participan lo viven como una larga audición de una semana que permite a los aspirantes presentar su voz ante los directores de reputados teatros (en el jurado están la Scala, el Bolshoi, el Metropolitan, el Covent Garden, el Real o la Ópera de París); mientras que a los representantes de esos teatros les da la oportunidad de descubrir nuevas voces, las de quienes deben integrar una nueva generación de estrellas. En esa escudería aspiran a integrarse los jóvenes cantantes inscritos en la 56 edición del Concurso Internacional de Canto Francesc Viñas, entre ellos el tenor Juan de Dios Mateos (Al-