Descubrir a Lluïsa Vidal
Canet presenta tres obras inéditas de la pintora
SÒNIA HERNÁNDEZ
Las mejillas encendidas por la fiebre de un niño en brazos de su madre, la sonrisa con naturalidad de una mujer burguesa que deja ver los dientes o la determinación de un niño sosteniendo a su hermana en sus primeros pasos. Son algunos detalles de las obras de Lluïsa Vidal (Barcelona, 18761918) que la han hecho destacar como pintora de escenas de género y de la intimidad. La exposición en Canet de Mar, organizada coincidiendo con el centenario de su muerte, supone un paso más en la incansable investigación que la historiadora del arte Consol Oltra lleva a cabo para recuperar la obra de esta artista considerada dentro de la segunda generación de pintores modernistas, como Joaquim Mir, Oleguer Junyent o Juli González. Se muestran por primera vez tres pinturas: los retratos del matrimonio formado por Josep Carreño Pujol y Remei Mallofré, y la escena Los primeros pasos. Por este y otros motivos, es una oportunidad excelente para adentrarse en esas atmósferas protectoras a través de estudios, dibujos y bocetos de desnudos, de las ilustraciones que hizo para la revista Feminal o de apuntes tomados del natural en las calles y en la playa de Blanes que, según la comisaria, “nos permiten introducirnos en su taller y reconstruir su proceso de trabajo”.
En su época, se le elogió afirmando que tenía una fuerza, una sobriedad y una firmeza masculinas. Algunas de sus pinturas fueron manipuladas para hacerlas pasar como producción de artistas de la fama de Ramon Casas. Un año después de su muerte se le dedicó un homenaje en la Sala Parés, donde había expuesto con éxito en varias ocasiones, pero no sería hasta mediados de los setenta cuando su nombre empezó a ser reivindicado tímidamente. Con el comisariado de Consol Oltra, el MNAC le dedicó una exposición en el 2016, tres años después de la publicación de una monografía a cargo de Oltra y que recuperaba la labor llevada a cabo por la investigadora americana Marcy Rudo.
Lluïsa Vidal ocupa ya un lugar destacado en la historia del arte catalán. Su biografía contiene varios componentes que la convirtieron en una mujer mitificable: el padre, el mueblista y decorador Francesc Vidal Jevellí, la introdujo en la burguesía barcelonesa, a la que retrató; se dedicó profesionalmente a la pintura, incluso impartiendo clases; viajó a París para conocer lo que hacían allí los artistas y murió de gripe española a los 42 años. Al parecer de Oltra, el rasgo más distintivo de la pintura de Vidal es su pincelada, “muy elástica, muy valiente”; junto a su tratamiento de la intimidad, identificada como un ámbito propio de la mujer: “Siempre muestra a las mujeres en casa haciendo actividades, o en momentos de intimidad que no son tratados con la mirada de un voyeur, sino de alguien que parece no estar y no molestar. Es una mirada amiga, y las escenas nunca están teatralizadas, como hacían loshombrespintores”.
Lluïsa Vidal, pintora modernista
COMISARIA: CONSOL OLTRA. CASA MUSEU LLUÍS DOMÈNECH I MONTANER. CANET DE MAR. HTTP://CASAMUSEU.CANETDEMAR.ORG. HASTA EL 17 DE FEBRERO