Comprender la vida
Narrativa El editor alemán Michael Krüger oía a su abuela regañar a Dios. A partir de ese y otros recuerdos de infancia escribe ‘El dios detrás de la ventana’, un libro de relatos de personajes enfermos y con poco que hacer. Hablamos con él. Novela Álvaro
planos y abarcar un amplio espacio cronológico. De su novela más brillante, Muerte súbita, escribí en estas mismas páginas: “Una novela a la altura de su desmedida ambición”. Pues bien, como suele ocurrir, cuanto más te elevas “más dura será la caída”. Y la caída se da, estrepitosa, en Ahora
que la crítica ha tratado con benevolencia porque se merece un respeto que se ha ganado a pulso y porque hay momentos realmente brillantes, un tour de force guiado por la inteligencia: la de un escritor, que no es la de un Einstein, un Kaspárov o un Messi.
El título procede de una frase del jefe indio Gerónimo, el último héroe de la Guerra Azteca, en el momento de su legendaria rendición hace 136 años. Nos encontramos en Janos, Chihuahua. “Esta historia empieza en las praderas que agobian al pueblo”, un pueblo “tan chico que no tenía periferia”. “Sin dejar de correr, Camila se abre el peto del vestido negro, se saca los brazos de las mangas, se arranca el listón y deja que el traje de una pieza se le resbale mientras avanza a trancos de yegua”, desnuda como Lady Godiva. Camila huye cuando los apaches incendian su rancho, y es aquí donde aparece el te- ÁLVARO DE LA RICA
El comienzo de la calle Velázquez de Madrid es un rincón extraño, casi mágico. Ignoro de qué modo están programados los semáforos de la calle Alcalá (la única desde la que se accede a ese torrente que cruza de principio a fin el barrio de Salamanca) pero lo cierto es que, alternativamente, se ven pasar a los coches al galope e, inmediatamente después, por unos minutos, que a mí me han parecido a veces abstractas edades, uno se encuentra allí completamente solo, en plena ciudad, a la sombra de los castaños del parque del Retiro, y puede cruzar el antiguo bulevar a paso lento como en un sueño; más de una vez al dirigirme hacia La Corralada desde el Wellington me he vuelto y me ha parecido ver despuntar el Torreón sobre el hotel viejo, y entrever a Ramón Gómez de la Serna jugar a vestir y desvestir sus muñecas y sus textos. Tras una conversación de dos horas, nos levantamos de una terraza en la segunda manzana de los números impares, frente al imponente edificio de Mathet hijo (en los números 14-16), y Michel Krüger (Wittgendorf, 1943) me dice, mientras miraba las admirables proporciones de una arquitectura colorista y a escala humana: “En todo Munich no encontrará usted un solo edificio como este”. Krüger, el mítico director de la editorial alemana Hanser, el editor de Canetti, de Cioran y de Julien Green, presentaba El dios detrás de la ventana, el libro de relatos que la editorial La Huerta Grande ha publicado.
Como si quisiera advertirme desde el minuto uno, mientras sacaba yo un papel en el que apuntar cuidadosamente sus respuestas, me suelta que prefiere que no le pregunte “por su fina ironía”. En concreto me dice que “hace tiempo que las pilas de la ironía están en mí completamente gastadas. Sólo me interesa la verdad”. Lo cierto es que yo no pensaba hacerlo: comenzando por el título del libro, casi nada en él me parece irónico; si acaso, sarcástico, lo que siempre demuestra ser una acti-