¿Qué sucedió en el siglo XX?
Ensayo Peter Sloterdijk afirma que el siglo, al no tener el aplazamiento y la paciencia como paradigmas, jamás ha conocido la esperanza
niente coronel José María Zuloaga, encargado de recolectar irregulares para salir en persecución de los indios y rescatarla. Estos tres personajes son los creadores de las mejores páginas del libro. La huida y la persecución marcan el ritmo de la novela –un largo recorrido que nos recuerda a Daniel Sada– que llevará al encuentro final tan ansiosamente buscado por el lector, arrastrado por “un olor como a soldado de poema griego”
Porque estamos ante una verdadera epopeya en estos enfrentamientos entre Estados Unidos –que lucha por alcanzar la unidad del país para luego expandir sus fronteras a Filipinas, Cuba y, a ser posible, a Europa–, México y los indios, aquí la Apachería, “la cara más hermosa que produjo América”. “Ahora, las trescientas millas de extensión de la Apachería estaban regadas de tumbas de piedras amontonadas, ranchos calcinados, muertos, mecidos en los árboles y huesos de cadáveres devorados por los coyotes”. Y en este escenario se engrandece la figura de Camila, casada con Leopoldo Ezquerra, propietario del rancho que a su muerte gobernará ella hasta que llega un hijo de Leopoldo que la despojará de deberes. Héctor dice que ha matado a un salvaje, y como represalia los indios le incendian el rancho. La azarosa huida transformará a la mujer, que acabará casándose con el jefe indio Mangas Coloradas, padrastro de Gerónimo.
A la presencia poderosa de estas figuras hay que añadir el empeño de Helen Howard, esposa del abogado McMillan, por visitar la prisión donde exhiben a los chiricahuas, entre ellos a Gerónimo. Y estas son las muchas páginas realmente brillantes del libro. Pero hay otras muchas en la que el narrador peca de un exceso de información, con personajes que aparecen y desaparecen, entre ellos los numerosos pueblos indígenas, y el lector acaba realmente mareado, para exclamar, como he hecho yo, “ahoramerindoyesoestodo”.
Álvaro Enrigue
Ahora me rindo y eso es todo ANAGRAMA. 464 PÁGINAS. 20,90 EUROS Peter Sloterdijk ALBERT LLADÓ
Peter Sloterdijk (Karlsruhe, 1947) siempre ha destacado por tener una mirada personalísima tanto sobre la idea de espacio (es conocido, sobre todo, por su trilogía Esferas) como sobre los grandes acontecimientos políticos. En este libro recoge las principales conferencias que ha impartido durante la última década, además de algunos artículos que ha revisado. El catedrático alemán defiende que gracias al “consumismo triunfante”, y a la imagen autoimpuesta de buena vida que los ciudadanos han proyectado sobre sí mismos, hemos rechazado parte de nuestros recuerdos más oscuros, convirtiendo las grandes luchas (y los grandes horrores) del siglo XX en una especie de colección de fantasmas para las nuevas generaciones.
La debacle de Chernóbil, la caída del muro de Berlín, la secuenciación del genoma humano o el atentado contra el World Trade Center son unos hechos que, descontextualizados, sólo nos servirán como temas de películas de entretenimiento en escenarios trágicos. “La esencia de la época no puede aparecer desvelada en un acontecimiento concreto”, sostiene Sloterdijk, quien asegura que el siglo XX ha sido más una época de “complejidades” que de “extremos”. Contrario al radicalismo de corte marxista, entendido como aquello que busca captar las cosas desde su raíz, el pensador alemán propone una “inversión del radicalismo” basada en atender a lo “atmosférico”, realizando un giro epistemológico que se fije en lo aéreo, en aquello que no está bajo tierra. Esa atención por los objetos ligeros pretende combatir lo que denomina “las ficciones del peso” que han caracterizado los grandes relatos ideológicos del pasado reciente.
Sloterdijk, sin embargo, considera que la dinámica del siglo XX no se puede explicar, únicamente, por el surgimiento del radicalismo. Su lectura pone especial énfasis en lo que denomina “principio de inmediatez”, compuesto de una cosmovisión impregnada por la impaciencia. La impaciencia, nos dice el filósofo, remite a la entrada en funcionamiento de los nuevos motores, y cómo los utilizan las diversas formas de poder. El ensayista afirma que el siglo XX, al no tener el aplazamiento y la paciencia como paradigmas sociales, jamás ha conocido realmente la esperanza.
El catedrático de la Escuela de Arte y Diseño de Karlsruhe también reflexiona sobre los retos climáticos que el siglo XXI afronta. Ante el peligro evidente de que el planeta no aguante más la sobreexplotación del ser humano, los ciudadanos deberán decidir si la relación que mantienen con la naturaleza es de espolio o de coproducción. Pero esa necesaria reforma meteorológica puede conducirnos, según Sloterdijk, a una suerte de “calvinismo ecológico” en el que los habitantes se verán obligados a elegir entre una “ética de fuegos artificiales” y una “ética ascética”, oscilando entre el derroche maniaco y el ahorro depresivo. “El siglo XXI entrará en la historia como una feria de las vanidades de los salvadores”, nos dice el ensayista, si antes no se revierte una narrativa basada en la lógica apocalíptica, aquella en la que el adelanto hacia un final va unido con el retorno al instante.
El alemán cree que sería iluso esperar que el imperativo de una civilización globalizada como la nuestra, en la que la contaminación de los mares cada día es más alarmante, pueda sostenerse sobre la base de la voluntariedad,yconsideraimprescindible, además de una revolución cultural, la creación de un órgano de gobernanza mundial basado en la sinergia entrederecho,cienciaytecnología.
Hay páginas brillantes pero también otras con un exceso de información que puede llegar a marear al lector
Peter Sloterdijk
¿Qué sucedió en el siglo XX?
SIRUELA. TRADUCCIÓN: ISIDORO REGUERA. 220 PÁGINAS. 24,95 EUROS