El bosque de la noche
Narrativa En un Madrid apocalíptico, Jesús Ferrero aúna mitología, filosofía y una gran fuerza narrativa para reflejar la caótica realidad de nuestra época
J.A. MASOLIVER RÓDENAS
En 1982 José Ramón Monreal, que entonces trabajaba en la editorial Bruguera, me pasó dos manuscritos que le habían atraído especialmente, como me atrajeron a mí, la novela Bélver Yin y el libro de poemas Río amarillo. La primera apareció ese mismo año. La favorable reacción de los lectores confirmaba que se trataba de un autor realmente singular y fascinante.
Jesús Ferrero nació en Zamora en 1952. En París se graduó en Historia Antigua y tuvo como maestros, entre otros, a Michel Foucault, Gilles Deleuze, Roland Barthes o Jacques Lacan, embaucadores en el mejor sentido de la palabra. Ferrero ha sido un autor prolífico. Narrador, poeta y ensayista, en el 2009 obtuvo el premio Anagrama de ensayo con
Las experiencias del deseo. Eros y misos. En el terreno de la novela, Las trece rosas (2003), El efecto Doppler (1990) o Doctor Zibelius (2014) confirmaban que nos encontramos ante un escritor único. Y ahora, con
Las abismales, parece superar todo lo logrado anteriormente, porque a su pasión por la mitología, por la filosofía oriental o por el refinamiento erótico se añade una poderosa fuerza narrativa, con El autor Jesús Ferrero elementos de novela de intriga.
Mis artículos críticos suelo titularlos con frases o con títulos de obras familiares al lector y que definan el espíritu del libro. Aquí las sugerencias son infinitas, como suele ocurrir en la toda literatura que aspira a la universalidad: El bosque de la noche, de Djuna Barnes, El corazón de las tinieblas, de Conrad, Noche oscura del alma, de San Juan de la Cruz, o Apocalypse now, la película de Coppola. Un recurso aquí más válido que nunca ya que las referencias literarias están siempre presentes en Las abismales: Teócrito, el Sutra del diamante, la Cábala, el Tao, Cadalso, Góngora, Wells o Primo Levi. El título del libro procede de las fiestas en honor del dios Saturno en las que reinaba el espíritu orgiástico, el mismo que reina aquí en un Madrid apocalíptico que nos recuerda a Sodoma y Gomorra. El protagonista es David, profesor de mitología, quien un día encuentra muerta a su novia Berenice. Los sospechosos son muchos y descubrir al verdadero asesino es una impactante sorpresa para el lector. David no olvidará nunca a su novia, a la que visita en el cementerio de la Almudena, en escenas que recuerdan las Noches lúgubres del mencionado Cadalso. Al mismo tiempo se siente atraído por la hermana de Berenice, Melisa. Impactante asimismo es la figura de la hermana de David, Serafina, y su potro rojo Turmalín, que se pierde en el bosque y aparece en distintos lugares, para acabar en los túneles del metro del apocalíptico Madrid.
Cada uno de los personajes es dueño de ideas singulares, audaces o extravagantes: “Desde sus orígenes, la humanidad había concebido relatos de cuantos fenómenos habían jalonado su difícil existencia. Las culturas se interpretaban todas a partir de relatos”. Aquí las extensas discusiones con el vecino de David, Tobías, en torno a la oscuridad; el guardabosques Volfango, cazador de búhos para fabricarse unas alas que le conviertan en un nuevo Ícaro, como le ocurre al protagonista del relato de Haroldo Conti Ad Astra.
Nos desplazamos del bosque a un orgiástico Madrid donde ocurren cosas misteriosas que parecen anunciar el fin del mundo. La mitología refleja la caótica realidad de nuestra época, con la manada de caballos que acompañan al potro, verdaderos jinetes del Apocalipsis. Ferrero es fiel a su convicción de que “en literatura solo sobrevive lo que no es nuestro, lo que nos excede, lo que, al leerlo, nos parece ajeno”. Bienvenidos excesos.
El título del libro deriva de las fiestas en honor del dios Saturno, en las que reinaba el espíritu orgiástico
Jesús Ferrero
Las abismales
SIRUELA. 244 PÁGINAS. 18,95 EUROS