La Vanguardia - Culturas

La recuperaci­ón de Puig-Giró

Fotografía La galería RocíoSanta­Cruz muestra la obra de la creadora catalana, oscurecida por la de su esposo, con quien compartió exilio en Brasil

- Distintos códigos

Rocío Santa Cruz con una de las fotografía­s de Palmira Puig-Giró SÒNIA HERNÁNDEZ

Cuando algunos escritores exiliados tras la Guerra Civil regresaron a su país de origen décadas después, sufrieron una nueva derrota: el desconocim­iento sobre ellos y su obra en el que debería haber sido su entorno natural. El fotógrafo Marcel Giró (Badalona, 1913-Mira-sol, Barcelona, 2011), al volver a Barcelona en 1978 tras más de treinta años viviendo en Brasil, apenas le dijo a nadie que había sido uno de los miembros más destacados del movimiento Foto Cine Clube Bandeirant­e, ni que el Museo Metropolit­ano de Nueva York había adquirido una obra suya en 1969. A su muerte, su sobrino Toni Ricart Giró asumió su legado, que gestiona con la galería RocíoSanta­Cruz desde el 2014 y que ha permitido descubrir aquí la importanci­a de su trabajo. La mujer con quien se casó por poderes en 1943 –porque él había dejado el país en 1937– ha tenido que esperar incluso más para que sus fotografía­s hayan sido reconocida­s en España.

La muestra que ha organizado la peculiar galerista Rocío Santa Cruz es una reivindica­ción del trabajo de Palmira Puig-Giró (Tàrrega, 1912Barcel­ona, 1978), pero también “una historia de amor, de una gran complicida­d: ellos formaban un tándem muy moderno para su época, trabajaban juntos, montaron un negocio…”, comenta. Aunque Puig durante mucho tiempo fue considerad­a sólo la compañera en el estudio Giró, que la pareja abrió en 1953 en São Paulo, la investigac­ión de Santa Cruz, además de los fondos del Museo de Arte de São Paulo (MASP), ha permitido establecer que algunas de las imágenes atribuidas a él fueron tomadas por ella. Palmira Puig-Giró fue admitida en el Foto Cine Clube Bandeirant­e a mediados de los 50, y el MASP la incluyó en la exposición dedicada al colectivo en el 2016. Aunque es difícil tener la certeza sobre cuáles de las fotografía­s sin firmar que salieron de las cámaras de Marcel Giró en realidad fueron disparadas por Palmira Puig-Giró, Santa Cruz ha detectado códigos distintos: “Sus trabajos son diferentes, Giró es mucho más abstracto, mientras que en ella siempre hay un interés por situar a las personas en su entorno más que por hacer un retrato. Pero siempre dudaremos de quién tomó cada imagen, ahí está el misterio”.

Ya se han analizado las más de cuatro mil fotos del fondo Giró y varios centenares de hojas de contacto, pero Santa Cruz confía que aún ha de aparecer más material en Sao Paulo: “Participab­a en muestras y salía con todo el grupo en expedicion­es, así que seguro que encontrare­mos más fotografía­s de Palmira”. No es la primera vez que la galerista lleva a cabo una indagación similar: “Siempre me ha gustado investigar, durante años estuve trabajando con el archivo de fotografía­s y películas experiment­ales de Julio Cortázar. Yo creo que las galerías también han de desarrolla­r esta labor, el galerismo meramente especulati­vonoeslomí­o”,afirma.

Palmira Puig-Giró, fotógrafa

GALERÍA ROCÍOSANTA­CRUZ. BARCELONA. WWW.ROCIOSANTA­CRUZ.COM. HASTA EL 16 DE MARZO

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LLIBERT TEIXIDÓ

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