Un reportero en el Nueva York de las vidas errantes
Periodismo Francesc Peirón lleva al extremo su obsesión por contar historias y compone un vibrante mosaico literario en el que conviven supervivientes e inadaptados. Una inmersión en el paisaje humano de la Gran Manzana
MIQUEL MOLINA
Cuando se repasa cuál ha sido la aproximación periodística al paisaje humano de Nueva York aparecen unas referencias muy obvias. Truman Capote, Tom Wolfe o Gay Talese serían ejemplos evidentes de la recreación de la vida en la metrópolis con el empleo de técnicas periodísticas que se solapan con la literatura. Francesc Peirón (Barcelona, 1962) es deudor de todos ellos y, en especial, de la maestría de este último, a quien ha entrevistado en su domicilio de Upper East Side.
Hay otro referente periodísticoliterario que se insinúa en las páginas de este mosaico que es Me llamo Nueva York y que conecta aún más con la trayectoria periodística de Peirón, corresponsal de La Vanguardia en la Gran Manzana desde 2009 y reportero formado en los pasillos judiciales y las comisarías de policía. Nos referimos a Joseph Mitchell, escritor y cronista del
New Yorker que nos legó una joya titulada El secreto de Joe Gould (Anagrama).
Cómo olvidar al vagabundo Joe Gould, que recorría el laberinto de Manhattan con la misión de escribir una colosal Historia oral de nuestro tiempo, captando así la atención de reputados periodistas y literatos de la época. Una Historia oral cuyo manuscrito escondía aparentemente en lugares inverosímiles, y que nunca acababa de revelar.
El rescatador de tesoros es el título de un capítulo del libro de Peirón en el que descubrimos las peripecias de Nelson Molina, basurero jubilado, y que atesora en un edificio de la calle 99 un descomunal museo clandestino de la basura que ha