El peligro de una Europa fatigada
Vanguardia Dossier. Una invitación a reflexionar sobre la Unión y sus valores fundacionales, en jaque por los populismos, el Brexit y la falta de liderazgo
Ilustración de Marc Pallarès para ‘Vanguardia Dossier’ CAROLINA PÉREZ E.
Este año se presenta crucial para el futuro de la Unión Europea: Brexit, elecciones al Parlamento Europeo, relevo en la presidencia del Banco Central y recomposición de la Comisión y el Consejo; y con ello, el posible desplazamiento de Alemania como líder hegemónico. Con este panorama y la sensación de una Europa exhausta, cabe preguntarse si el proyecto europeo tiene futuro. Aunque parece poco probable que el Brexit lleve a su desmantelamiento, sí pone en evidencia el desencanto de los ciudadanos con el proyecto común y la necesidad de redefinirlo. (Begg).
Para Enrico Letta, la refundación pasa por el refuerzo de la legitimidad democrática de las instituciones comunitarias y la primacía de la política. Michel Aglietta y Nicolas Leron coinciden y defienden que la integración financiera y la moneda única, bases hasta ahora de la UE, chocan con el ejercicio de las soberanías nacionales y por tanto es necesaria una democracia europea con un presupuesto propio que le permita hacer y no sólo reglamentar. La crisis económica mundial sacó a relucir precisamente estos problemas y provocó profundas divisiones, demostrando la necesidad de afrontar reformas fiscales que satisfagan a todos los miembros (Zettelmeyer) y la obligación de construir una identidad europea cimentada en sus valores fundacionales (Castells).
La fractura también se manifiesta con el desacuerdo de los estados respecto a la política de migración y asilo, una baza que los nuevos populismos utilizan para aumentar sus votos (Guild). Populismos que aparecen cuando los partidos políticos clásicos no responden a las expectativas de la ciudadanía, traduciendo las carencias y límites de la democracia liberal (Wieviorka). El populismo europeo presenta claras diferencias entre Occidente y Oriente y deben ser combatidos en las urnas y alimentando sus diferencias –Hungría y Polonia– (Sierakowski), esperando que las propias dinámicas internas acaben por desgastar un discurso que ya empiezan a modificar –Italia– (Lepri) y prescribiendo una postura legislativa uniforme sobre las cuestiones polémicas que protagonizan (Müller).
La situación se agrava con el desgaste de Alemania como líder. Un nuevo canciller debería superar las limitaciones nacionales para lograr objetivos europeos colectivos y, además, afrontar la carencia de capacidad de Francia, su principal socio, para ejercer un papel de liderazgo (Krotz y Schild). Además de los problemas internos, Europa debe afrontar un nuevo clima de relaciones internacionales: los Estados Unidos de Trump rehúsan resolver los grandes desafíos globales y persiguen su beneficio (Stokes); la Rusia de Putin, que se adentra en la ciberguerra y la manipulación de las redes sociales para desestabilizarla (Aslund); y una China centrada en invertir en sus empresas estratégicas pero que no proporciona las mismas oportunidades de inversión a las empresas europeas (Ríos).
Vanguardia Dossier
Europa en juego
(NÚMERO 72, ABRIL-JUNIO 2019). 98 PÁGINAS. 6 EUROS