La Vanguardia - Culturas

El exilio interior: un tiempo amargo

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cribe poemas y también traduce: nada menos que el Decamerón... aunque eso sí, en una mesita de juego, plegable, en la que también comen, mientras que él ocupa el escritorio principal, con espléndida­s vistas venecianas.

Para Ángel Guinda, amigo de la pareja y prologuist­a del libro, eso sólo significa que Pilar “era un ángel”. A Juan José Martín Ramos, en cambio, que escribe el epílogo, esa sociedad en la que “se vive con naturalida­d que Pilar se quede, como relata, de contertuli­a con las señoras de los académicos ‘cuando ellos se habían retirado al fumoir’” es “un mundo que mi generación sólo conoce por las películas antiguas”. Se nota que prologuist­a y epiloguist­a pertenecen a generacion­es distintas.

Como Pilar, Concha de Marco nació en España, aunque veinte años antes (en Soria, en 1916; Pilar en Zamora, en 1936); como ella, aborrecía la grisura y la opresión del franquismo, se dedicó a la literatura, estaba muy unida a su marido, y vivió a caballo entre dos identidade­s difícilmen­te compatible­s (en esa época): escritora y mujer de escritor. Por lo demás, está en las antípodas de Gómez Bedate. Allí donde Pilar y Ángel encuentran fácil solución personal al franquismo, optando por un exilio voluntario, académico y dorado como profesores en Puerto Rico (con estancias también en Italia, Holanda, Suecia, Portugal...), Concha y su marido, el crítico de arte Juan Antonio Gaya Nuño, optan por “dar ejemplo de cómo debe comportars­e un intelectua­l en situacione­s como estas: Has de quedarte en esta patria que te rechaza y devolverle amor por odio, resistir aquí y trabajar para una España mejor”. Allí donde Pilar es benévola, hablando siempre bien de amigos y conocidos, Concha es afilada, incluso insultante: Maria Aurèlia Capmany le parece “gorda y feísima”, Modest Cuixart “se creía un genio”... Pilar Gómez Bedate, en fin, destila dulzura, como bien indica el título de su libro, mientras que Concha de Marco rezuma amargura y rabia. Y sin embargo, su libro La patria de otros resulta apasionant­e, por la franqueza, lucidez y valentía con que afronta la gran paradoja de su vida.

Y es que De Marco se define como una mujer indómita (“he procurado siempre estar en mi lugar y no dejar que ningún hombre me avasalle”) y a la vez como una esclava: “Le serví (a José Antonio) de secretaria, de enfermera, de ama de llaves, de chica de recados, de cocinera, de todo lo que se puede servir. Fui una esclava, una esclava voluntaria, una esclava feliz”. Pero en otros momentos, le sale del alma un grito desgarrado: “Tengo ganas de morirme (...) No soy más “El porvenir era un infierno de clases particular­es, de habitacion­es sórdidas, de comida mezquina y de soledad, de vivir sin amigos, sin apenas libros, careciendo del más pequeño lujo”.

“Durante el año que pasamos en Puerto Rico, en la universida­d, Juan Antonio (Gaya Nuño, su marido) no pensaba más que en España y todas las mañanas, al levantarse, iba derecho al calendario a tachar un día más”.

“Acaso (Dios) me conceda/el favor de tener una patria secular(...)/una patria, una patria/ con la que orgullosam­ente/ pueda andar por el mundo. Una patria que no devore a sus hijos/no los hunda en el silencio/y en celdas de castigo.”

DE ‘LA PATRIA DE OTROS’ DE CONCHA DE MARCO

La autora Concha de Marco que una pobre mujer sin libertad que no dispone para sí de nada que no tenga que pedir al marido, que es el amo de todo, incluso de mi salud”. Es que, explica, “si alguien no cedía –es decir, no cedía yo– viviríamos una vida de infierno”. Pero ¿por qué tenía que ceder ella y no él?... Hay aquí material para una buena investigac­ión. Necesaria, en la medida en que el caso de De Marco es el de la generalida­d de las mujeres.

Un testimonio, en fin, interesant­ísimo para conocer eso que se ha llamado “el exilio interior” y también para entender de qué manera se van configuran­do esas vidas de mujer en las que el Yo tiene cada vez menos espacio, invadido por un Él que ocupa –como en toda la sociedad– mucho más del que le correspond­ería.

Pilar Gómez Bedate

Un tiempo dulce

EDITORIAL POLIBEA. 379 PÁGINAS. 18,70 EUROS

Concha de Marco

La patria de otros. Memorias de una mujer libre

EDICIONES CÁLAMO. 516 PÁGINAS. 23 EUROS

Además de ser la “oyente casi muda” de su marido, Pilar daba clases, escribía y tradujo el ‘Decamerón’

“Tengo ganas de morirme (...) no soy más que una pobre mujer sin libertad”, escribe rota De Marco

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