La muerte sin excusas
Novela Jordi Lara reconstruye los últimos días del activista y filósofo Lluís Maria Xirinacs, fallecido en el 2007, en el Ripollès: una muerte deseada, sin la excusa del dolor, “com un nen amagat dins l’armari de casa els pares”
Sis nits d’agost es un libro sobre el desconcierto. El pretexto es la muerte del activista (Jordi Lara se refiere repetidamente a él como el filòsof) Lluís Maria Xirinacs, en Ogassa, en el Ripollès, el verano del 2007. Una muerte que el forense atribuyó a causas naturales. Xirinacs, en cualquier caso, lo estudió a conciencia. Un amigo le acompañó en coche a la montaña, el día que cumplía setenta y cinco años, el 7 de agosto, que coincide con la fiesta de la transfiguración cristiana (“Jesús, que ja ha anunciat que ha de morir, fa un cim amb tres deixebles i davant d’ells li canvia el rostre i el vestit li lluu”). Se había despedido de los amigos, sin dar ninguna pista. Seis días después lo encontró un tipo que había salido a por setas.
La clave es una crisis personal. Lara (Vic, 1968) dirigía un programa de música en la Televisió de Catalunya. Saltó de la parrilla y pasó a trabajar como redactor. Un día, de regreso de un concierto (toca el bandoneón en un grupo de tango) chocó con una vaca que cruzaba la carretera. Se asustó mucho. Cogió la baja y empezó una tanda de masajes: la masajista, que conocía desde tiempo atrás, había sido amiga de Xirinacs. De esta manera Lara se encuentra metido en una historia en que de otra forma nunca habría entrado. ¿Por qué esta muerte deseada? ¿Qué relación tenía Xirinacs con sus amigos? ¿Alguno de nuestros
amigos nos acompañaría a morir? ¿Cómo debían ser las últimas horas de Xirinacs en la montaña? ¿Qué significa para nosotros la muerte?
Lara es un escritor exquisito, lo sabemos desde que publicó Una màquina d’espavilar ocells de nit (2008), que fue un gran debut narrativo, un libro hecho con madera Xirinacs en la plaza Sant Jaume, al lado de l Palau de la Generalitat de clásico. Allí la historia le interpelaba muy directamente. Trataba de la identidad y de la personalidad. La manera de ir definiéndolas era hablar de una serie de hombres extraordinarios, músicos de cobla, e investigar en torno a los grandes compositores de sardanas. Aquí utiliza una técnica similar: traza un retrato de Xirinacs, a partir de la biografía de Lluís Busquets i Grabulosa y de los testimonios de sus compañeros y seguidores. Y retrata a otra gente: los últimos campesinos de Ogassa, uno que trabaja como albañil, el discípulo predilecto de Xirinacs, el médico que le acompañó en coche en su último viaje y el músico Josep M. Serracant.
Hay algo que pugna por manifestarse, un malestar personal, que la historia de Xirinacs pone en danza, pero que no se llega a formular de una manera evidente. Uno de los personajes habla de cazadores de jabalíes. Dice que no pueden parar de cazar porque la bestia que persiguen son ellos mismos. Lara es un cazador de jabalíes de la escritura y Sis nits d’agost un bosque espeso, con mucha zarza, en el que va buscando respuestas al vacío existencial de nuestra época. Xirinacs no puede darle las respuestas que busca, pero provoca las preguntas desdelagrandezaylaincomprensión.
Jordi Lara
Sis nits d’agost
EDICIONS DE 1984. 208 PÁGINAS. 18 EUROS